viernes, 9 de agosto de 2019

"Secuestros Alienígenas", por Dr. John Mack (IV)


Secuestros alienígenas:
Un resumen


INDICADORES DE EXPERIENCIAS DE SECUESTRO

Aunque algunos secuestrados pueden recordar sólo una única dramática ocasión, cuando un caso es cuidadosamente investigado, generalmente resulta que los experimentadores empiezan a recordar encuentros que han estado ocurriendo desde la niñez temprana e incluso la infancia. Indicadores de secuestros en la niñez incluyen la memoria de una “presencia” u “hombrecillos” u otros seres pequeños en el dormitorio o en otras habitaciones;
recuerdos de intensa luz sin explicación alguna en el dormitorio u otras estancias; un canturreo o sensación vibratoria al inicio de la experiencia; avistamientos cercanos de ovnis; sueños vívidos en el que se es tomado y llevado al interior de una extraña habitación o recinto donde se le practican procedimientos intrusivos; lapsos temporales de una hora o más (Hopkins 1981) en los cuales los padres no son capaces de encontrar al niños. Despertar paralizado, con una sensación temor, y experimentando la presencia de extraños seres en la habitación, son indicativos comunes tanto en niños como en adultos.
Algunas veces, los seres alienígenas son recordados como amistosos compañeros de juegos, o como sanadores (en el caso de Carlos, por ejemplo, el secuestrado sintió que fue literalmente curado por los seres alienígenas de amenazas vitales en episodios de neumonía). A menudo, los secuestrados sienten que los alienígenas son protectores en la temprana niñez, pero los encuentros derivan en algo más serio y perturbador cuando el niño se acerca a la pubertad. Pero incluso niños pequeños (como en el caso de Colin, hijo de Jerry, cuya historia está en el capítulo 6) pueden ser aterrorizados por la experiencia de ser separados de su familia y conducidos al cielo contra su voluntad para ser sometidos a dolorosos procedimientos. Frecuentemente, el niño le contará a sus padres esos encuentros, que él sabe son reales, y ellos les responden que se trata de sueños. Con el tiempo, los niños aprenden a ocultar lo que viven y a menudo deciden no decírselo a nadie, hasta que siendo adultos finalmente se deciden a investigar sus experiencias. Las experiencias de secuestro se dan en familias, algunas veces por tres o más generaciones (Howe 1989). Aquí también los caprichos de la memoria, la peculiar mezcla de defensas psicológicas y un aparente control de los recuerdos por parte de fuerzas que gobiernan los alienígenas, hacen difícil el desarrollo de estadísticas significativas en relación al número o porcentaje de parientes involucrados. En los casos de Jerry y Arthur (capítulos 6 y 15), por ejemplo, los experimentadores me contactaron después de conversar con un pariente afectado que desencadenó sus recuerdos.
Padre que finalmente pueden aceptar encuentros cercanos o avistamientos ovni, o incluso experiencias reales de secuestro, a menudo -en el inicio- niegan sus propias experiencias e incluso las de sus niños, no deseando recordar sus propios traumas de secuestro. Algunas veces los niños informan haber visto a un progenitor dentro de la nave, pero cuando el niño encara a los padres con esa experiencia, ellos pueden no recordar nada de sobre haber sido secuestrados. O al contrario, puede ocurrir que un progenitor, como en los casos de Joe y Jerry, o un pariente más mayor, pueda recordar haber sido secuestrado con un niño o pariente más joven, y se siente profundamente mal de no haber sido capaz de proteger al pequeño. O a la inversa, un niño puede estar resentido con un pariente mayor o un progenitor -que puede recuerde o no el secuestro- por no haberlo protegido del ello (…) Hay otros síntomas que están enlazados a una inconsciente asociación con elementos concretos de las experiencias de secuestro. Estos pueden indicar una posible historia de secuestro, pero por sí mismas no son concluyentes. Se incluyen un sentido general de vulnerabilidad, especialmente por la noche; miedo a los hospitales (relacionado a los intrusivos procedimientos que se realizan en las naves); miedo a volar, ascensores, animales, insectos y al contacto sexual. Unos sonidos, imágenes, olores o actividades concretas, que sean perturbadoras sin una razón aparente pueden probar más tarde que están conectados con experiencias de secuestro. Insomnio, miedo a la oscuridad o a estar solo durante la noche, la necesidad de cubrir las ventanas por posibles intrusos, dormir con la luz encendida (siendo ya adulto), sueños perturbadores y pesadillas de estar en el interior de una extraña nave voladora o en dentro de un recinto cerrado, son elementos comunes entre los secuestrados.
Sarpullidos raros, cortes, marca de hendidura u otras lesiones, pueden aparecer durante la noche, o sangrado inexplicable a través de la nariz, los oídos o el recto, que por sí mismos no llaman la atención, pero adquieren significancia en asociación con otros elementos asociados al fenómeno de los secuestros.
Otros síntomas que posteriormente prueban estar específicamente relacionados con la experiencia del secuestro incluyen dolor en los senos, molestias urológicas/ginecológicas, incluyendo una inexplicable dificultad durante el embarazo; y persistentes síntomas gastrointestinales.
Para un médico clínico como yo, formado en la tradición occidental, la investigación de casos de secuestros alienígenas representa retos especiales, desde que mucha de la información que obtenemos no encaja dentro de las nociones de la realidad consensuada. La tentación es aceptar ciertas experiencias, especialmente aquellas que parecen coherentes dentro de nuestro paradigma espacio-temporal, y rechazar otras experiencias demasiado “fantásticas”, demasiado lejos de lo posible desde un punto de vista físico. Sospecho que tal discriminación no es ni inteligente ni útil. Todo el fenómeno es tan bizarro desde el punto de vista odontológico occidental que dar crédito a algunas experiencias en función de que, al menos superficialmente, nos resultan familiares, y renegar de otras por el hecho de su rareza, parece bastante ilógico. Además, esto limita prematuramente la visión de estudio de un fenómeno del que sabemos tan poco. Mi criterio, por lo tanto, para incluir o tomarme en serio lo que comenta un secuestrado es que determinar si su relato lo ha sentido como real y si lo ha comunicado con la sinceridad y el poderoso afecto propio de lo que está narrando. Esto no quiere decir que yo haya concluido que lo informado por el experimentador haya literalmente sucedido en nuestro mundo físico.

TRES CLASES DE INFORMACIÓN

(Sobre los secuestros)

Aplicando el marco de referencia explicado arriba, será útil distinguir tres clases o niveles de información. El primero viene de lo que podríamos llamar lo aparentemente literal, el nivel físico. Trata sobre el aspecto visual del fenómeno, tales como avistamientos o detección por radar, luces y sonidos asociados con él, también las marcas y quemaduras en la tierra que a veces dejan, los embarazos que acaban en aborto, las lesiones dejadas en la piel de los secuestrados, los implantes que se les colocan después de sus experiencias. Estas son las características que suceden dentro del universo físico con el que estamos familiarizados en la ciencia de Occidente, y que pueden ser estudiadas con sus métodos empíricos. El campo de la ufología –los avistamientos de ovnis- estaba en principio interesado con la observación directa del fenómeno hasta el descubrimiento del síndrome de los secuestros.
El segundo nivel, parte del fenómeno que podría ser comprendida dentro de nuestro universo espacio-temporal si tuviésemos el conocimiento científico-tecnológico y la habilidad para ello. Al menos teóricamente, no es inconsistente como algunas extensiones de las leyes físicas que dan forma a la ciencia occidental. E incluiría cómo las naves espaciales llegan hasta nosotros (los “sistemas de propulsión”); cómo es que pueden acelerar a velocidades increíbles; los medios por los cuales los seres alienígenas hacen que las personas “floten” a través de las puertas, ventanas y paredes; la capacidad de apagar la memoria y conciencia de los secuestrados y potenciales testigos, así como otras formas de control mental; la creación de fetos de híbridos (alienígena/humano), vistos o llevados a los secuestrados dentro de las naves; la creación o puesta en escena de poderosas y vívidas imágenes de paisajes, experimentados por los secuestrados como algo real (por ejemplo, Catherine, capítulo 7). Aunque no comprendemos los mecanismos por los cuales dichos efectos son realizados, éstos, per se, no requieren un fundamental cambio de paradigma. Avances espectaculares en física, biología, neurociencia y psicología, podrían posiblemente arrojar luz sobre ello.
En el tercer nivel, hay experiencias informadas por los secuestrados para las cuales no tenemos explicación dentro de una ontología (parte de la metafísica que trata del ser y de sus propiedades trascendentales) newtoniana / cartesiana ni dentro del espacio-tiempo einsteniano. Aquí se incluye el aparente dominio de los alienígenas sobre el pensamiento y a veces, también en los secuestrados (como lo describe Paul en el capítulo 10); el sentido de los secuestrados de que sus experiencias no están sucediendo en nuestro universo espacio-temporal, o que el espacio y el tiempo han “colapsado” (derrumbado). Una conciencia que los secuestrados experimentan de otras realidades más allá de la pantalla de ésta, más allá del “velo” (palabra que usan frecuentemente); la honda sensación de apertura o de regreso al origen de la creación o la conciencia cósmica, experimentada por los secuestrados como una inexpresable luz divina u “hogar” (otra palabra de uso común); la experiencia de los secuestrados de una identidad dual (humana/alienígena), como si ellos mismos fueran originalmente alienígenas (por ejemplo, Peter, Joe y Paul, capítulos 3, 8 y 10) y la intensa evocación de experiencias de vidas pasadas, incluyendo grandes ciclos de nacimiento y muerte. Adicionalmente, los alienígenas parecen ser metamórficos, mostrándose a menudo, al principio, como animales –lechuzas, águilas, mapaches y ciervos están entre las criaturas vistas por los secuestrados-, mientras las naves adoptan formas de helicópteros o, como en el caso de uno de mis pacientes, como un canguro demasiado alto que apareció por el parque cuando el secuestrado tenía 7 años. La conexión con espíritus animales es muy poderosa en muchos secuestrados (por ejemplo, Carlos y Dave, capítulos 14 y 12). Esta dimensión chamánica necesita posterior estudio. Estos elementos descritos no pueden ser comprendidos dentro del marco de referencia occidental de las leyes científicas, aunque como he indicado, son ampliamente consistentes con las creencias desarrolladas miles de años atrás por las culturas no occidentales.



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