Secuestros alienígenas:
Un resumen
INDICADORES DE EXPERIENCIAS
DE SECUESTRO
Aunque algunos secuestrados
pueden recordar sólo una única dramática ocasión, cuando un caso es
cuidadosamente investigado, generalmente resulta que los experimentadores
empiezan a recordar encuentros que han estado ocurriendo desde la niñez
temprana e incluso la infancia. Indicadores de secuestros en la niñez incluyen
la memoria de una “presencia” u “hombrecillos” u otros seres pequeños en el
dormitorio o en otras habitaciones;
recuerdos de intensa luz sin explicación
alguna en el dormitorio u otras estancias; un canturreo o sensación vibratoria
al inicio de la experiencia; avistamientos cercanos de ovnis; sueños vívidos en
el que se es tomado y llevado al interior de una extraña habitación o recinto
donde se le practican procedimientos intrusivos; lapsos temporales de una hora
o más (Hopkins 1981) en los cuales los padres no son capaces de encontrar al
niños. Despertar paralizado, con una sensación temor, y experimentando la
presencia de extraños seres en la habitación, son indicativos comunes tanto en
niños como en adultos.
Algunas veces, los seres
alienígenas son recordados como amistosos compañeros de juegos, o como
sanadores (en el caso de Carlos, por ejemplo, el secuestrado sintió que fue
literalmente curado por los seres alienígenas de amenazas vitales en episodios
de neumonía). A menudo, los secuestrados sienten que los alienígenas son
protectores en la temprana niñez, pero los encuentros derivan en algo más serio
y perturbador cuando el niño se acerca a la pubertad. Pero incluso niños
pequeños (como en el caso de Colin, hijo de Jerry, cuya historia está en el
capítulo 6) pueden ser aterrorizados por la experiencia de ser separados de su
familia y conducidos al cielo contra su voluntad para ser sometidos a dolorosos
procedimientos. Frecuentemente, el niño le contará a sus padres esos
encuentros, que él sabe son reales, y ellos les responden que se trata de
sueños. Con el tiempo, los niños aprenden a ocultar lo que viven y a menudo deciden
no decírselo a nadie, hasta que siendo adultos finalmente se deciden a
investigar sus experiencias. Las experiencias de secuestro se dan en familias,
algunas veces por tres o más generaciones (Howe 1989). Aquí también los
caprichos de la memoria, la peculiar mezcla de defensas psicológicas y un
aparente control de los recuerdos por parte de fuerzas que gobiernan los
alienígenas, hacen difícil el desarrollo de estadísticas significativas en
relación al número o porcentaje de parientes involucrados. En los casos de
Jerry y Arthur (capítulos 6 y 15), por ejemplo, los experimentadores me
contactaron después de conversar con un pariente afectado que desencadenó sus
recuerdos.
Padre que finalmente pueden
aceptar encuentros cercanos o avistamientos ovni, o incluso experiencias reales
de secuestro, a menudo -en el inicio- niegan sus propias experiencias e incluso
las de sus niños, no deseando recordar sus propios traumas de secuestro.
Algunas veces los niños informan haber visto a un progenitor dentro de la nave,
pero cuando el niño encara a los padres con esa experiencia, ellos pueden no
recordar nada de sobre haber sido secuestrados. O al contrario, puede ocurrir
que un progenitor, como en los casos de Joe y Jerry, o un pariente más mayor,
pueda recordar haber sido secuestrado con un niño o pariente más joven, y se
siente profundamente mal de no haber sido capaz de proteger al pequeño. O a la
inversa, un niño puede estar resentido con un pariente mayor o un progenitor -que
puede recuerde o no el secuestro- por no haberlo protegido del ello (…) Hay
otros síntomas que están enlazados a una inconsciente asociación con elementos
concretos de las experiencias de secuestro. Estos pueden indicar una posible
historia de secuestro, pero por sí mismas no son concluyentes. Se incluyen un
sentido general de vulnerabilidad, especialmente por la noche; miedo a los
hospitales (relacionado a los intrusivos procedimientos que se realizan en las
naves); miedo a volar, ascensores, animales, insectos y al contacto sexual. Unos
sonidos, imágenes, olores o actividades concretas, que sean perturbadoras sin
una razón aparente pueden probar más tarde que están conectados con
experiencias de secuestro. Insomnio, miedo a la oscuridad o a estar solo
durante la noche, la necesidad de cubrir las ventanas por posibles intrusos,
dormir con la luz encendida (siendo ya adulto), sueños perturbadores y
pesadillas de estar en el interior de una extraña nave voladora o en dentro de
un recinto cerrado, son elementos comunes entre los secuestrados.
Sarpullidos raros, cortes, marca
de hendidura u otras lesiones, pueden aparecer durante la noche, o sangrado
inexplicable a través de la nariz, los oídos o el recto, que por sí mismos no
llaman la atención, pero adquieren significancia en asociación con otros
elementos asociados al fenómeno de los secuestros.
Otros síntomas que
posteriormente prueban estar específicamente relacionados con la experiencia
del secuestro incluyen dolor en los senos, molestias urológicas/ginecológicas,
incluyendo una inexplicable dificultad durante el embarazo; y persistentes síntomas
gastrointestinales.
Para un médico clínico como
yo, formado en la tradición occidental, la investigación de casos de secuestros
alienígenas representa retos especiales, desde que mucha de la información que
obtenemos no encaja dentro de las nociones de la realidad consensuada. La
tentación es aceptar ciertas experiencias, especialmente aquellas que parecen
coherentes dentro de nuestro paradigma espacio-temporal, y rechazar otras
experiencias demasiado “fantásticas”, demasiado lejos de lo posible desde un
punto de vista físico. Sospecho que tal discriminación no es ni inteligente ni útil.
Todo el fenómeno es tan bizarro desde el punto de vista odontológico occidental
que dar crédito a algunas experiencias en función de que, al menos
superficialmente, nos resultan familiares, y renegar de otras por el hecho de
su rareza, parece bastante ilógico. Además, esto limita prematuramente la visión
de estudio de un fenómeno del que sabemos tan poco. Mi criterio, por lo tanto,
para incluir o tomarme en serio lo que comenta un secuestrado es que determinar
si su relato lo ha sentido como real y si lo ha comunicado con la sinceridad y
el poderoso afecto propio de lo que está narrando. Esto no quiere decir que yo
haya concluido que lo informado por el experimentador haya literalmente
sucedido en nuestro mundo físico.
TRES CLASES DE INFORMACIÓN
(Sobre los secuestros)
Aplicando el marco de
referencia explicado arriba, será útil distinguir tres clases o niveles de
información. El primero viene de lo que podríamos llamar lo aparentemente
literal, el nivel físico. Trata
sobre el aspecto visual del fenómeno, tales como avistamientos o detección por
radar, luces y sonidos asociados con él, también las marcas y quemaduras en la
tierra que a veces dejan, los embarazos que acaban en aborto, las lesiones
dejadas en la piel de los secuestrados, los implantes que se les colocan después
de sus experiencias. Estas son las características que suceden dentro del
universo físico con el que estamos familiarizados en la ciencia de Occidente, y
que pueden ser estudiadas con sus métodos empíricos. El campo de la ufología –los
avistamientos de ovnis- estaba en principio interesado con la observación
directa del fenómeno hasta el descubrimiento del síndrome de los secuestros.
El segundo nivel, parte del fenómeno que podría ser comprendida dentro
de nuestro universo espacio-temporal si tuviésemos el conocimiento científico-tecnológico
y la habilidad para ello. Al menos teóricamente, no es inconsistente como
algunas extensiones de las leyes físicas que dan forma a la ciencia occidental.
E incluiría cómo las naves espaciales llegan hasta nosotros (los “sistemas de
propulsión”); cómo es que pueden acelerar a velocidades increíbles; los medios
por los cuales los seres alienígenas hacen que las personas “floten” a través
de las puertas, ventanas y paredes; la capacidad de apagar la memoria y
conciencia de los secuestrados y potenciales testigos, así como otras formas de
control mental; la creación de fetos de híbridos (alienígena/humano), vistos o
llevados a los secuestrados dentro de las naves; la creación o puesta en escena
de poderosas y vívidas imágenes de paisajes, experimentados por los
secuestrados como algo real (por ejemplo, Catherine, capítulo 7). Aunque no
comprendemos los mecanismos por los cuales dichos efectos son realizados, éstos,
per se, no requieren un fundamental cambio de paradigma. Avances espectaculares
en física, biología, neurociencia y psicología, podrían posiblemente arrojar
luz sobre ello.
En el tercer nivel, hay experiencias informadas por los secuestrados para
las cuales no tenemos explicación dentro de una ontología (parte de la metafísica que trata del ser y de sus propiedades
trascendentales) newtoniana / cartesiana ni dentro del espacio-tiempo
einsteniano. Aquí se incluye el aparente dominio de los alienígenas sobre el
pensamiento y a veces, también en los secuestrados (como lo describe Paul en el
capítulo 10); el sentido de los secuestrados de que sus experiencias no están
sucediendo en nuestro universo espacio-temporal, o que el espacio y el tiempo
han “colapsado” (derrumbado). Una conciencia que los secuestrados experimentan
de otras realidades más allá de la pantalla de ésta, más allá del “velo”
(palabra que usan frecuentemente); la honda sensación de apertura o de regreso
al origen de la creación o la conciencia cósmica, experimentada por los
secuestrados como una inexpresable luz divina u “hogar” (otra palabra de uso
común); la experiencia de los secuestrados de una identidad dual (humana/alienígena),
como si ellos mismos fueran originalmente alienígenas (por ejemplo, Peter, Joe
y Paul, capítulos 3, 8 y 10) y la intensa evocación de experiencias de vidas
pasadas, incluyendo grandes ciclos de nacimiento y muerte. Adicionalmente, los
alienígenas parecen ser metamórficos, mostrándose a menudo, al principio, como animales
–lechuzas, águilas, mapaches y ciervos están entre las criaturas vistas por los
secuestrados-, mientras las naves adoptan formas de helicópteros o, como en el
caso de uno de mis pacientes, como un canguro demasiado alto que apareció por
el parque cuando el secuestrado tenía 7 años. La conexión con espíritus
animales es muy poderosa en muchos secuestrados (por ejemplo, Carlos y Dave,
capítulos 14 y 12). Esta dimensión chamánica necesita posterior estudio. Estos
elementos descritos no pueden ser comprendidos dentro del marco de referencia
occidental de las leyes científicas, aunque como he indicado, son ampliamente
consistentes con las creencias desarrolladas miles de años atrás por las
culturas no occidentales.
AQUÍ la primera parte de esta traducción
AQUÍ la segunda parte de esta traducción
AQUÍ la tercera parte de esta traducción
AQUÍ la segunda parte de esta traducción
AQUÍ la tercera parte de esta traducción
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