jueves, 3 de octubre de 2019

La Virgen contra los bolcheviques



Las apariciones de Fátima acabarían siendo seis, entre los meses de abril y octubre de 1917. El resultado físico de aquellas experiencias fue dramático para los niños contactados, que parecían haber perdido toda su vitalidad y ánimo. Estos síntomas, similares a los experimentados por los testigos del fenómeno ovni, podrían deberse a la exposición a algún tipo de radiación electromagnética.

La principal testigo de las apariciones lusas fue Lucía dos Santos (1907-2005), acompañada de sus primos Jacinta -7 años- y Francisco Marto, de 9. El 13 de mayo de 1917, en Cova da Iria, mientras guiaban las ovejas cerro abajo, todo dio comienzo.
En el campo de Fátima se les aparece una dama vestida de blanco, precedida de unos extraños relámpagos. En principio no se identifica. Les dice que viene del cielo y que desea que se acerquen a ese mismo lugar durante los días 13 de los próximos seis meses. Sólo entonces -les promete- se identificará y desvelará sus pretensiones.
Los niños -curiosos- le preguntan si ellos irán al cielo, a lo que ella responde afirmativamente, aunque Francisco tendrá que rezar muchos rosarios para ello. Por entonces, la entidad les pregunta si se comprometen a soportar sufrimientos que Dios les enviará, como reparación de las ofensas constantes cometidas contra Él por parte de los pecadores, así como súplica para la conversión de éstos.
Obsérvese que en este caso -como ocurriera en apariciones precedentes- el ente pide la conformidad de sus testigos para llevar a cabo sobre ellos una completa actividad dolorosa, supuestamente encaminada a la salvación de terceros.
Este factor –el de la tortura física y psicológica- se repite en muchos casos del contacto con alienígenas, y podría indicarnos que esos seres precisan de un acto voluntario de entrega que legitime su posesión corpórea.
Aquella primera aparición en Cova da Iria acabó cuando los pequeños asintieron y cayeron de rodillas, alabando a Dios. La dama les exhortó a rezar el rosario diariamente para alcanzar la paz del mundo y el final de la Primera Guerra Mundial, conflicto que duraba ya casi tres años. Acto seguido, el ente se elevó y desapareció. De este modo comenzó la historia de Nuestra Señora de Fátima.
¿En qué consiste el rezo del rosario?
El rosario en sí -la sarta de cuentas- podría ser un instrumento que ayudase a sintonizar con los alienígenas. El rezo, llamado Santo Rosario, al tratarse de una serie de oraciones invariables, facilita la concentración de la mente en determinadas emociones, quizá interesantes para esos seres. El rezo gira alrededor de diversos episodios de la vida de Jesucristo y su madre. Esa es la fachada, la carcasa física, pero lo importante es el efecto emotivo en quien se sumerge en el ritual.
El ritual. Comienza con la anunciación a María de que ha sido elegida para engendrar al Mesías. María responde que está dispuesta a ser la esclava de su Señor. Acto seguido, el orador pide por el perdón de los pecados y por no ir al infierno.
Continúa con alabanzas a la Virgen, nueva petición de perdón de los pecados, y solicitud de no ir derechos al infierno. Le sigue el breve relato del nacimiento de Jesús, repetición del ruego sobre los pecados y el ardiente infierno, y la crónica de la presentación del niño Jesús en el templo; que nos recuerda lo importantes que los varones son para Dios. Acto seguido se repite la oración que nos permite no olvidar la existencia del infierno.
La siguiente parte del rezo está dedicada al cuento del Jesús niño prodigio, que en vez de ser un chaval de su edad pasa las horas charlando de teología hebrea con los sabios del templo. De nuevo, somos pecadores y el infierno nos acecha…
Prosigue con el bautismo de Jesús, pecado-infierno, el primer milagro de Jesús -espléndido, todo sea dicho-, transformando agua en un vino exquisito. Más advertencias sobre cómo un desliz conduce directamente a los fuegos del averno, etc, etc, etc… Así transcurren los rezos, para mayor gloria del inalcanzable Hijo de Dios, y su sumisa madre.
No olvidemos la parte esencial: ¿Quién, entre los creyentes que rezan el rosario, no querría ser como María, esclava de su Señor? Sobran las palabras.
Un mes más tarde de aquella primera aparición de la Virgen en Portugal, los niños pastores regresaron al cerro acompañados por varias decenas de personas, todas rezando el rosario. De nuevo, relámpagos y la dama flotando sobre una encina. En esta ocasión les comunica que Jesús desea que Lucía sea un instrumento por el cual quiere establecer en el mundo el culto al Inmaculado Corazón de María. Quien le dé culto obtendrá la salvación. La alienígena María quiere esclavos.
En la tercera aparición la concurrencia ascendió a cuatro mil personas. La dama insistió en la importancia del rezo diario del rosario como instrumento para que Nuestra Señora del Rosario, única capaz de obsequiar al mundo con la paz, se remangue y pueda ponerse manos a la obra.
La entidad insiste en no revelarles su identidad, algo que promete hacer en octubre de 1917 de manera espectacular. Vuelve a hacer hincapié en la necesidad de sacrificios para calmar la ira de Dios, enfadado por el desprecio al Inmaculado Corazón de María. (¿Por qué lo llaman Corazón de María cuando quieren decir Iglesia Católica?)
Se despide mostrando a los niños una visión aterradora del infierno lleno de almas. Les dice que recen para salvar a esas almas y para evitar más guerras. Además, les anuncia que quiere que Rusia sea consagrada a su nombre. Si los seres humanos no cumplen con este propósito, Rusia esparcirá sus errores por el mundo, causando gran dolor al Santo Padre y a Dios.
Cuando llega la cuarta aparición, Lucía le pregunta a la dama qué debe hacerse con cierto dinero recaudado en el lugar de los encuentros. La entidad le dice que se use para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y para… ¡construir una capilla!
En la quinta aparición, ante unas treinta mil personas, el ente les anuncia a los niños que para la sexta y última de las citas previstas, también estarán Jesucristo, Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora del Carmen, y San José. ¡La hecatombe!
Por cierto, la entidad –divinamente sádica- accede a que los niños no duerman con la cuerda de mortificación atada a la cintura; bastará con que la lleven en sacrificio durante el día, mientras pastorean duramente, escasos de agua y comida.
13 de octubre de 1917. Unas setenta mil personas permanecen bajo una copiosa lluvia, cómo no, rezando el rosario a lo largo y ancho del lodazal. Pero no todas son creyentes.
Allí se han dado cita curiosos hombres de ciencia, periodistas anticlericales, enviados del gobierno, etc. Uno de asistentes es el Dr. José María de Proença de Almeida Garrett, hijo de un profesor de ciencias en la Universidad de Coímbra. Ha acudido para ver el incumplimiento de la promesa hecha por el ente sobrehumano.
Sin embargo, la dama aparece y se identifica: Soy la Señora del Rosario, y quiero que aquí se me construya una capilla.
Los tres niños habían anunciado, tres meses atrás, que la Virgen haría ese 13 de octubre –al mediodía- un milagro para que todos creyesen en ella.
Llegó la hora y, aunque llovía, Lucía dio la orden de que todos los asistentes cerrasen sus paraguas. Le hicieron caso.
Todo comenzó cuando los pastorcillos vieron a la entidad salir de un globo luminoso posado sobre un árbol, para luego dirigirse hacia el interior del sol.
El Dr. Garrett narra lo que él observó: En el lugar exacto en que estaban los niños, se levantó una columna de humo, fina, tenue y azulada, que se elevaba derecha hasta, aproximadamente, dos metros por encima de las cabezas, disipándose a esa altura. Este fenómeno, observable a simple vista, duró algunos segundos. Como no registré el tiempo de duración, no puedo afirmar si fue más o menos de un minuto. El humo se disipó repentinamente y, pasado algún tiempo, volvió a repetirse el fenómeno una segunda y una tercera vez.
Cesó la lluvia, desaparecieron las nubes y apareció el disco solar, girando y lanzando rayos multicolores.
El Dr. Garrett continúa: Pude verlo (el sol) semejante a un disco nítido de luz viva, luminosa y luciente, pero sin molestar. No me pareció buena la comparación que en Fátima oí hacer, de un disco de plata opaca. Porque tenía un color más claro, activo y rico, como una perla… Se sentía que era un astro vivo… Parecía una rueda bruñida cortada en el nácar de una concha… Maravillosa cosa que pudiera fijarse largo tiempo en el astro, llama de luz y brasa de calor, sin el menor dolor en los ojos y sin ningún deslumbramiento en la retina que cegase.
Los testigos (algunos a veinte kilómetros de distancia, por ejemplo, en la aldea de Alburitel) observaron un fenómeno físico, lo cual no quiere decir que aquella esfera luminosa que daba vueltas sobre sí misma, desprendiendo rayos de luz, fuese el sol. La llamada Danza del Sol fue fotografiada y publicada en la prensa.
El Dr. Garrett añade: Este disco tenía el vértigo del movimiento. No era el centelleo de un astro en plena vida. Giraba sobre sí mismo con una velocidad pasmosa (…) el sol rodeado de llamas muy vivas… tomaba todos los colores del arco iris… era como un globo de nieve que rodaba sobre sí mismo.
Entretanto, aquel ovni de color rojizo que se identificaba con el astro rey, comenzó a descender, sobrevolando a los presentes… Se vivieron momentos de pánico. Las gentes se echaban a tierra, creyendo que aquel era el fin del mundo.
Sin duda, no se trató de una alucinación colectiva. ¿Qué fue lo que realmente ocurrió?
Una respuesta es clara: lo acontecido aquel mediodía en el prado de Fátima fueron artificios que buscan someter la voluntad de las masas, impresionándolas. Un espectáculo de efectos especiales que pretende conversión y obediencia, jugando con el pavor vivido por los testigos.
El periodista Avelino de Almeida, redactor jefe del anticlerical periódico lisboeta O Século, también fue testigo de lo acontecido. Afirmó: Yo lo he visto... Yo lo he visto... ¿Milagro, como clamaba el pueblo?, ¿fenómeno natural, como dicen los científicos? Eso no me preocupa en este momento, sino sólo decirte lo que he visto... Lo demás es asunto para la Ciencia y para la Iglesia.
Como señala Jacques Vallée, los acontecimientos de Fátima incluyen la aparición de bolas luminosas y resplandores de colores extraños; y una sensación de oleadas calientes, características todas del fenómeno ovni. El show había estado a la altura de las expectativas; la revolución rusa lo merecía.
El 7 de noviembre de 1917, menos de un mes después de aquel último evento en Fátima, daría comienzo la Revolución de Octubre. Lenin y Trotsky lideran a las masas contra el poder absolutista del Zar Nicolás II. De aquella experiencia nacería el primer estado socialista de la historia. Tal vez, esa fuera la razón por la que la Señora del Rosario había dejado para octubre su muestra de poder más espectacular. La ocasión lo merecía. Como hemos podido observar, los alardes de la danza solar fueron anunciados con meses de antelación (13 de julio), desde el momento en que la Virgen deja claro que Rusia es su enemiga.
La entidad aparecida en Fátima acusa al comunismo, emergente en Portugal, de todos los males habidos y por haber. No deja de resultar curioso que Arturo Santos, la autoridad civil de Fátima, fuese un comunista que renegaba de la fe católica.
Es, cuando menos sospechoso, que la Madre de Dios se aparezca y no exprese el más mínimo reproche hacia quienes -a sangre y fuego-, han llevado durante dos mil años el estandarte con el nombre de su hijo.
Por el contrario, prefiere promover la reacción hacia los movimientos sociales y políticos que pretendían liberar al ser humano de la opresión. Nuestra Señora del Rosario de Fátima no pide autocrítica a sus vicarios, sino que los respalda y fortalece. ¡Bien callada que ha estado durante cuarenta siglos de subyugación al género femenino! La mujer, un cero a la izquierda del Padre… y de la Madre, la ególatra Señora del Rosario.
Así fue como un cerro lusitano en el que pastoreaban tres niños analfabetos, dio paso a un negocio, a un santuario (coronado con una cruz de 34 metros de altura) visitado por más de siete millones de personas cada año, que genera un beneficio de cientos de millones de euros.
Pío XI, devoto de la Virgen, se encargaría de promover el culto a la aparición de Fátima. Pero, el mayor impulsor de la veneración mariana fue, sin duda, el anticomunista polaco Juan Pablo II. La Iglesia Católica siempre a la derecha del Padre.
En 1929, por el Tratado de Letrán, firmados por la Santa Sede y el fascista Benito Mussolini -Primer Ministro italiano-, se crea el Estado de la Ciudad del Vaticano, soberano e independiente.
Además, Italia deberá pagar indemnizaciones económicas al nuevo Estado.
Gracias al Tratado de Letrán, se recuperaba la residencia veraniega del papa, el Palacio de Castelgandolfo, levantado sobre las ruinas de la Villa del emperador Domiciano. Los zorros tienen cuevas…
El papa Pío XI, satisfecho por los logros obtenidos, definió a Mussolini como un hombre enviado a nosotros por la Providencia.
La misma Providencia que evitó que el general Augusto Pinochet rindiera cuentas ante la justicia en 1998. La providencia vaticana, por supuesto. La exitosa campaña de apoyo que el Vaticano, vía Opus Dei, desplegó hacia el dictador, entonces detenido en Londres, para que fuese repatriado a Chile, muestra la desvergüenza de los jerarcas.
Uno de los responsables de que Pinochet volviera a su país fue el Cardenal Jorge Medina Estévez, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Estévez, entre rezo y rezo por el asesino, reconoció a la prensa los discretos esfuerzos llevados a cabo para que el sufrido general no tuviera que responder, ante la justicia, de sus crímenes.
Mi generación todavía recuerda la imagen del dictador chileno recibiendo el sacramento de la comunión de manos de Juan Pablo II, allá por 1988. Las nuevas generaciones tienen un ejemplo más actual de la cercanía de los burócratas de lo sagrado con lo reprobable, en la ocultación de crímenes sexuales cometidos por parte del clero.
El escándalo estalló en 2002, cuando se supo que el jefe de la Iglesia Católica de EEUU, Bernard Law, había protegido durante décadas a los sacerdotes que habían cometido violaciones. Law hubo de dimitir, y la institución que él representa se vio obligada a pagar millonarias sumas de dinero a los más de quinientos afectados por los crímenes. El escándalo de abusos sexuales involucró a más de mil sacerdotes, en 161 archidiócesis de 177 que hay en el país.
Law marchó a Roma, donde su jefe –Juan Pablo II- premiaría su conducta de complicidad y silencio. Lo nombró arcipreste de la Basílica de Santa María Maggiore, donde el viejo zorro cuidó del rebaño de Cristo hasta que murió en 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario