5 ARGUMENTOS CONTRA
LA TEORÍA EXTRATERRESTRE
Five arguments against the
Extraterrestrial Theory
Una publicación para la Sociedad
para la Exploración Científica
(Journal of Scientific Exploration)
- 1990 –
Presentado en
la Octava Conferencia Anual de la
Sociedad para la Exploración Científica, Boulder, Colorado, junio 1989.
Unas palabras de advertencia
En ciencia, cada teoría
tiene que ser testada y la siguiente cuestión debe ser investigada: ¿Cuáles son
los hechos que la nueva teoría necesita explicar o las contradicciones que ha
de superar para que sea aceptada?
La teoría del origen
extraterrestre de los OVNIS nunca ha sido sometida a semejante examen, por lo
que prosigue el escepticismo de la comunidad científica.
En este documento he tratado
de mostrar que aspectos considerables del fenómeno no fueron incluidos por la
teoría extraterrestre, al menos en su forma simplista, la cual supone que los
objetos son naves espaciales de una raza de alienígenas de otro planeta,
llegados a la Tierra allá cuando la Segunda Guerra Mundial.
Este documento NO es, como
equivocadamente ha sido asumido a menudo, un intento de desacreditar la
existencia de los OVNIS, ni afirma que el fenómeno no podría ser
extraterrestre. Dicha hipótesis aún debe ser tenida en cuenta, si bien no es la
única ni la más interesante, científicamente hablando.
A fin de que sea válida,
cualquier explicación del origen extraterrestre de los OVNIS debe explicar, al
menos, la serie de cinco hechos que aquí descritos. Haciéndolo se abrirían ricas
y nuevas avenidas para la investigación.
Jacques Vallee
5 ARGUMENTOS CONTRA
EL ORIGEN EXTRATERRESTRE
DE LOS OVNIS
Abstracto
La opinión científica,
generalmente, ha seguido a la opinión pública en la creencia de que los ovnis o
bien no existen (Hipótesis del Fenómeno
Natural), o de hacerlo, deben representar la evidencia de que somos
visitados por parte de alguna avanzada raza de viajeros espaciales, Hipótesis Extraterreste (ETH). En
opinión de este autor la investigación de los ovnis no necesita ser reducida a
esas dos opciones. Muy al contrario, la base de datos acumulados prueba varios
patrones que tienden a indicar que los ovnis son reales, representan un
fenómeno previamente no reconocido, y que los hechos no apoyan el concepto
frecuente de los visitantes espaciales.
He aquí cinco elocuentes argumentos que contradicen la ETH: 1- Inexplicados encuentros cercanos
son, de lejos, más numerosos de los que se precisan para un estudio físico de
la Tierra. 2- La estructura del
cuerpo humanoide de los presuntos “aliens” no es como cabría esperarse con
origen en otro planeta y no está biológicamente adaptado para el viaje
espacial. 3- El comportamiento
reportado en miles de informes de abducciones contradice la hipótesis de experimentación
genética o científica en humanos por parte de una raza avanzada. 4- La extensión del fenómeno a través
de los registros de la historia humana demuestran que los ovnis no son un
fenómeno contemporáneo. 5- La
aparente habilidad de los ovnis para manipular el espacio y el tiempo sugiere,
radicalmente, diferentes y ricas alternativas, tres de las cuales son esbozadas
como conclusión de este documento.
Hipótesis Inicial
Durante los últimos 40 años
hemos observado el constante desarrollo de un grupo de fenómenos aéreos
generalmente mencionados Objetos Volantes
No Identificados / ovnis. Tras un breve intento por explicar los informes
en términos de prototipos secretos (Hipótesis
de la Tecnología Avanzada), dos grandes explicaciones han captado la atención
del público, los medios de comunicación y los científicos. Esas dos teorías son
la Hipótesis del Fenómeno Natural y
la Hipótesis Extraterrestre (ETH).
Una gran mayoría de la
comunidad científica, que normalmente ignora los datos observados excepto aquellos
que publica la prensa popular, continúa defendiendo la Hipótesis del Fenómeno Natural. Afirma que todos los informes
pueden ser explicados por una combinación de errores de observación, clásicos
fenómenos atmosféricos y objetos de origen humano; todo, posiblemente combinado
con delirios psicológicos, irrelevantes en física. Concluye que no hay
obtención de nuevos conocimientos más allá del estudio especializado de las
observaciones por parte de científicos profesionales, quizás, con la excepción
de mejoras marginales en cuanto a la documentación de algunos estados alterados
de la percepción.
Una mayoría del público y la
casi totalidad de los investigadores ovni han apoyado la ETH. Bajo esta
hipótesis, los ovnis son artefactos físicos controlados por seres inteligentes
de otros planetas, los cuales han estado visitando la Tierra como parte de un
estudio científico que comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, de forma muy
semejante a como nosotros exploraríamos entornos planetarios remotos. En esta
interpretación del fenómeno, este estudio incluye en reconocimiento de sitios
estratégicos, la recolección de minerales y muestras de plantas, así como la
sofisticada interacción con los humanos y formas de vida animal presentes en el
planeta.
El reciente interés en informes
de testigos abducidos ha contribuido a que muchos investigadores de ovnis consideren
como evidencia convincente que tales visitantes extraterrestres están llevando
a cabo una serie de intervenciones biológicas diseñadas para obtener muestras
de tejidos humanos y fluidos corporales, ocupados en experimentos de
hibridación con fines genéticos.
Desafíos
Una lenta pero constante
acumulación de minuciosos informes y la continua investigación de viejos casos
hace posible examinar estas hipótesis contra una cada vez mayor y documentada
base de datos.
La Hipótesis del Fenómeno Natural no sale bien parada a través de esos
exámenes. Muchos informes son bastante concretos en cuanto a parámetros físicos
y biológicos, provenientes de un análisis de la interacción entre el fenómeno y
el medio ambiente. Una presentación hecha por Velasco en SSE Conference (1989) apuntó que no menos del 38% de los casos
estudiados por el CNES (Centro Nacional
de Estudios Espaciales, equivalente francés de la NASA) han fallado al ser
identificados en términos de efectos naturales (Velasco, 1989).
Las interacciones
medioambientales más habitualmente informadas incluyen abrasión, quemaduras y
efectos en plantas, animales y humanos. El trabajo de Velasco y Bounias en
Trans-en-Provence (presentado para publicación) es un buen ejemplo. Al igual
que la reciente investigación realizada en Brasil, la cual será parte de un
próximo informe de trabajo de campo, dirigida privadamente por este autor
durante los últimos 10 años (Vallee en prensa; un sumario de los estudios
brasileños también fue presentado en el encuentro de MUFON 1989 en Las Vegas,
Nevada). El fenómeno observado efectos de radiación sin que la causa se
encuentre en la combinación de causas conocidas, físicas y psicológicas.
Al mismo tiempo, como quiera
que sea, encontramos que la ETH, también está siendo desafiada cada vez más por
los nuevos patrones que los investigadores están descubriendo. Cinco grandes
contradicciones merecedoras de un especial examen serán estudiadas en este
documento. Tienen que ver con la sorprendentemente alta frecuencia de
encuentros cercanos, con la descripción fisiológica de los “ocupantes”, con los
contenidos de los informes de abducciones, con la extensión histórica del
fenómeno, y con el comportamiento físico de las naves reportadas. Analizaremos
estos cinco puntos de uno en uno, y después propondremos nuevas hipótesis
intentando tener en cuenta estas objeciones.
Argumento Uno: Frecuencia de encuentros cercanos
Hace aproximadamente 20
años, cuando fue recopilado el primer catálogo de informes de encuentros
cercanos (Vallee, 1969) me sorprendí al descubrir que contenía 900 entradas,
mucho más allá de las expectativas de la mayoría de los investigadores de la
época. Con la creciente atención actual puesta en esta categoría de
avistamientos, las listas de encuentros cercanos inexplicados han crecido más
allá de este catálogo previo. Los cálculos alcanzan entre 3 mil y 10 mil casos
actuales, dependiendo del criterio que usemos. Nosotros hacemos una estimación
moderada de 5 mil casos. Este sobresaliente número de casos puede y debe ser
usado como un reto para la Hipótesis
Natural del fenómeno: Si los ovnis fueran simplemente un peculiar efecto
atmosférico, como una descarga de plasma, la mayoría de los casos que aún
permanecen sin identificación podrían ser contabilizados por tener en cuenta
los correspondientes patrones. También debería enfatizarse que aquí no estamos
interesados en la apariencia general de los ovnis en el cielo, sólo en los
encuentros cercanos, aquellos episodios dramáticos en los cuales los testigos
describen un fenómeno inmediatamente cercano a ellos. Aún, el mismo argumento
puede también ser usado contra la Hipótesis
Extraterrestre del fenómeno (ETH): Es difícil afirmar que exploradores
espaciales necesitarían aterrizar 5 mil veces en la superficie de un planeta
para llevar a cabo su estudio, tomar muestras de flora y fauna y crear un mapa
completo. Mientras la ETH podría, quizás, contar por los 923 aterrizajes
reportados en nuestra recopilación de 1969, la teoría no puede ser sostenida a
día de hoy. Tampoco la cantidad de 5 mil es una buena estimación. Numerosas
indicaciones se unen para mostrarnos que sólo uno de cada diez casos es
realmente reportado. Así las cosas, el número de encuentros cercanos que
necesitamos explicar es del orden de 50 mil. Esto sin contar el hecho de que la
abrumadora mayoría de nuestras fuentes están en Europa, América y Australia. Es
lógico asumir que el fenómeno es mundial, y que nos estamos perdiendo la
verdadera magnitud del problema, al menos por un factor de dos. Esto nos
conduce a una cifra de cien mil eventos.
Si permaneciéramos
esperanzados en una estricta interpretación de la Hipótesis Extraterrestre,
incluso esta enorme cifra todavía sería una infraestimación del número real de
aterrizajes ovni. ¿No deberíamos asumir que exploradores extraterrestres
aterrizarían en nuestro planeta sin tener en consideración la presencia de
testigos humanos? De hecho, Poher y yo encontramos (usando una base de datos
independiente) que la distribución geográfica de los encuentros cercanos indica
un patrón de evitación de centros poblados, con una incidencia mayor de
aterrizajes en desiertos y áreas sin viviendas (Poher & Vallee, 1975). Si
seguimos esta línea de razonamiento, entonces sería prudente multiplicar nuestra
cifra por un factor de 10 para tener en cuenta el elevado porcentaje de escasa
población sobre las tierras densamente pobladas. Esto colocaría nuestra
estimación en un millón de aterrizajes que deben ser explicados. En otras
palabras, si los testigos humanos estuviesen equitativamente distribuidos sobre
la superficie de la tierra, y si estos testigos informaran de cada encuentro
cercano que ellos observaran, la base de datos global constaría de un millón de
casos.
Esta cifra no tiene en
cuenta otro importante patrón en el fenómeno, su carácter nocturno. Este patrón,
publicado por primera vez en 1963 muestra que no hay una diferencia
significativa entre los casos más antiguos y los más recientes, e incluso
produce la misma distribución cuando es analizada una muestra muy homogénea de
casos previamente no informados de una región (Poher & Vallee, 1975).
La Tabla 1 muestra la frecuencia de encuentros cercanos como una actividad
en tiempo local diario para tres diferentes y no coincidentes muestras reunidas
por el autor, nombradas (A) Catálogo Internacional de 362 casos anteriores a
1963: (B) Catálogo Internacional de 375 casos durante el período 1963-1970; y
(D) 100 casos ocurridos en España y Portugal.
En esas curvas puede observarse que el número de encuentros cercanos es
muy bajo durante las horas diurnas. Comienza a incrementarse sobre las 17:00
horas, alcanzando su máximo sobre las 21:00. Entonces, comienza a decrecer continuadamente
hasta llegar a la 1:00 de la madrugada, cuando empieza, de nuevo, a incrementarse
hasta alcanzar un segundo pico máximo sobre las 3:00 de la madrugada, para regresar al bajo nivel
diurno sobre las 6:00 de la mañana.
Una vez este panel fue
publicado otros investigadores llevaron a cabo sus propios estudios, que
condujeron a resultados semejantes. En particular Merritt (1977), trabajando
para los Expedientes UFOCAT de Saunders,
encontró que los casos que incluían efectos electromagnéticos, marcas físicas e
informes sobre ocupantes de las naves, tenían un pico elevado sobre las 21:00
horas y una media diurna baja. Los informes que hablan de ocupantes aparecen en
un segundo pico que ronda las 3:00 de la madrugada (Tabla 2).
La investigadora Jenny Randles (1981) condujo su propio estudio de 223
casos procedentes de los expedientes de dos grupos británicos, y halló un patrón
similar de alta actividad nocturna con un pico elevado en la noche y un segundo
pico antes del amanecer.
Los informes sobre
abducciones, en cualquier caso, mostraron un máximo alrededor de la medianoche
(Tabla 3).
Dado semejante patrón
estable estamos obligados a preguntar, ¿cómo sería el panel de la distribución
horaria si tuviésemos un número constante de potenciales testigos? En otras
palabras, si la gente no se fuera a descansar llegada la noche. Nos podemos
acercar a la respuesta si tomamos la distribución media de población al aire
libre en función de la hora del día (Szalai, 1972) y computando una “deconvolución”
(operaciones matemáticas empleadas en restauración de señales para recuperar
datos que han sido degradados por un proceso físico que puede describirse
mediante la operación inversa a una convolución) contra la curva de
avistamientos reportados. Esta operación genera una curva de actividad que se
eleva constantemente a través de la noche alcanzando un pico sobre las 3:00 de
la madrugada. También muestra que el número total de eventos reales debería ser
14 veces más de la cifra del fenómeno observado. Esto nos da un total estimado
de 14 millones de aterrizajes en 40 años, si nos adherimos de forma estricta a
la Hipótesis Extraterrestre (ETH).
La cuestión a responder es:
¿Qué objetivos podrían tener los visitantes extraterrestres en nuestro planeta
que requiere que aterricen 14 millones de veces?
Deberíamos tener presente
que la superficie de la Tierra es claramente visible desde el espacio exterior,
a diferencia de Venus u otros cuerpos planetarios envueltos en una atmósfera
densa.
Además, nosotros hemos radiodifundido
información sobre todos los aspectos de nuestras variadas culturas en forma de
radio por la mayor parte del siglo XX y en por medio de televisión por los últimos
treinta años, de manera que la mayoría de los parámetros sobre nuestro planeta
y nuestra civilización pueden ser fácilmente obtenidos por métodos técnicamente
remotos y discretos. La recolección de muestras físicas requeriría aterrizajes,
pero también podría ser llevado a cabo con unas pocas y cuidadosas misiones dirigidas,
del tipo de nuestros experimentos con la sonda Viking en Marte. Todas estas
consideraciones parecen contradecir la Hipótesis
Extraterrestre del fenómeno (ETH).
No hay comentarios:
Publicar un comentario