(Originalmente
publicado en 2007)
‘El historiador
Charles A. Beard, preguntado sobre las enseñanzas más importantes que le había
proporcionado la historia, respondió:
Primero, que los
dioses vuelven locos por el poder a los que quieren destruir.
Segundo, que los
molinos de Dios muelen lentamente, pero lo reducen todo a polvo.
Tercero, la
abeja fertiliza la flor que chupa.
Cuarto, cuando
está completamente oscuro, entonces es cuando pueden verse las estrellas’.
Martín Luther King, La Fuerza de Amar, 1968.
A propósito de Daniel
Consideraba Isaac
Newton que en el Libro de Daniel,
capítulo 9, versículos 24-27, estaba la tabla cronológica sobre el destino de
Israel y la reaparición de Cristo (como
imagen de la Conciencia) en los postreros tiempos. Importancia dada por
Newton a un texto concreto que no puede pasarse por alto cuando el propio
Cristo lo menciona en Mateo 24,15.
Lo siguiente es
la traducción del texto de Daniel
directamente del hebreo, y como consta en el Ketubim, una de las divisiones de que se compone la Tanaj
o textos sagrados hebreos:
(Verso
24) ‘Setenta semanas (1) están determinadas sobre tu pueblo y
sobre tu santa ciudad, para terminar con la trasgresión, para acabar con el
pecado, para expiar la iniquidad, para traer la justicia eterna; para sellar la
visión y la profecía, y para ungir el lugar santísimo.
(Verso
25) Conoce, pues, y entiende que desde la salida de la palabra para restaurar y
edificar Ierushalaim (Jerusalén) hasta uno ungido (como) príncipe, habrá siete semanas (2); y luego sesenta y dos semanas (3); y volverá a
ser edificada con plaza y muro, pero en tiempos angustiosos.
(Verso
26) Después de las sesenta y dos semanas, (quien fuera) ungido será quitado y
no tendrá nada; y la ciudad y el santuario destruirá el pueblo de un gobernante
que ha de venir, con cataclismo será su fin, y hasta el fin de la guerra está
decretada la desolación.
(Verso
27) Y él confirmará el pacto con muchos por una semana (4); y en medio de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda; y
sobre el espacio del santuario habrá detestables (abominables) cosas que
causarán ruina; y eso hasta que la completa exterminación determinada sea vertida
sobre aquel que la causó.’
Newton dice que
las setenta semanas (1) del verso 24 equivalen a 490 años, dándole a
cada semana el valor de un año y multiplicándolos por 7. Las siete semanas (2)
del versículo 25 equivaldrían a 49 años, las 62 semanas (3) serían 434
años, mientras que una semana (4),
verso 27, ocultaría un período de 7 años.
Las deducciones
de Newton son sencillas de realizar, pues se trata de un simple cálculo
matemático. Sin embargo, su interpretación no podía hacerse hasta hace poco,
pues los tiempos descritos en la profecía no habían comenzado a cumplirse.
Conviene saber
que las 70 semanas son un proceso, una secuencia cronológica oscurecida tras el
simbolismo, que se subdivide en varias más pequeñas: (2) siete semanas + (3) sesenta y dos semanas + (4) una semana = 70 semanas (1). La clave para descifrar su significado está en
el presente y no en los tiempos del profeta, siendo Daniel 9,24 el mensaje introductorio a la profecía que le sigue en
los tres versículos posteriores.
El misterio de
esta profecía podría resolverse si el valor del término ‘semana’ no fuese el
mismo para cada una de las subdivisiones, y que éste se le otorgase según el
contexto.
Newton creía que
‘siete semanas’ (2) después del anuncio de la restauración de
Israel llegaría el regreso de Cristo. Siendo así, tendría que haber contado 49
años a partir del 29 de noviembre de 1947 (que es cuando se produce la decisión
de la ONU de
dividir Palestina en dos estados, uno de los cuales sería Israel. Ese día se
celebra a San Saturnino, cuyo nombre evoca a Saturno), lo que nos coloca en
1996 (año judío 5756). En 1996 se
celebra el 3.000 aniversario de Jerusalén, alegoría del tercer día, la
resurrección (de la Conciencia). La cuestión ahora es preguntarse por el
individuo al que se supone se unge como príncipe, tal como se nos dice en el
verso 25. Ese personaje al que se llama príncipe
no tiene nada que ver con un supuesto retorno de Cristo, sino que es una figura
arquetípica, alegórica, que participa en los acontecimientos narrados por
Daniel.
Como
el año nuevo hebreo no coincide con el del calendario occidental, debemos
precisar que el año judío 5756 comienza en septiembre de 1995. Y ese año sí
tiene gran trascendencia respecto a lo que nos dice el profeta. Precisamente a
finales de 1995 –ya en el año judío 5756-, el 4 de noviembre es
asesinado el Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin. ¿Se trata del príncipe de la profecía?
Rabin
es asesinado frente al edificio del ayuntamiento de Tel Aviv, en la Plaza de los Reyes de Israel
(Kikar Malkei Yisrael). Esta plaza fue posteriormente llamada Plaza
Rabin. A escasos dos kilómetros de allí se encuentra el Museo Bíblico y el
Salón de la
Independencia , donde se firma la Declaración de
Fundacional de Israel en 1948.
El
proclamador de aquella declaración fue David Ben Gurión, quien era Jefe del
Gobierno Provisional en aquellos días y al que se le considera ‘padre de la
nación’. Curiosamente, la
Plaza Rabin se encuentra en la desembocadura del boulevard
David Ben Gurión, que tomó el nombre del líder sionista porque allí está la que
fuera su residencia. Esta confluencia de espacios trascendentales de la historia
nos aclara la significancia del crimen cometido en noviembre de 1995, no sólo
como punto de inflexión en la historia reciente de Israel, sino en el ámbito
metafísico. Recalquemos, pues, el profundo sentido del nombre donde se produce
el magnicidio, Plaza de los Reyes de
Israel.
La última noche del Príncipe
Rabin
La
concentración liderada por el entonces Primer Ministro, de más de 50.000
personas a favor de la ‘paz de los valientes’ (acuerdos de paz entre Rabin y
Arafat), se acompañó de un concierto de la cantante Noa, nacida Achinoam Nini,
que significa ‘hermana de la paz’. Achinoam era el nombre de la primera mujer
del Rey David, algo bastante casual en aquel escenario histórico.
Lo
cierto, es que Yitzhak Rabin estaba arropado por los que creían en la paz. Sólo
un año antes, al recibir –junto a Arafat- el Nobel de la Paz , había dicho en Oslo: ‘Estamos en plena construcción de la paz. Los
arquitectos y los ingenieros de esta empresa están trabajando incluso mientras
nos reunimos aquí esta noche, construyendo la paz, capa a capa, ladrillo a
ladrillo. La obra es difícil, compleja, exasperante. Un error podría derrumbar
toda la estructura y llevarnos al desastre. Por eso estamos determinados a
hacer bien el trabajo, a pesar de las acciones del terrorismo asesino, a pesar
de los fanáticos y crueles enemigos de la paz. Seguiremos en el camino de la
paz con determinación y fortaleza. No nos detendremos. No nos daremos por
vencidos. La paz triunfará sobre todos sus enemigos, porque la alternativa es
peor para todos nosotros. Y hemos de prevalecer.’
Este
es el Yitzhak Rabin (1922-1995) cuya vida se ve interrumpida por la apuesta que
hace por la paz con los palestinos. Si no hubiese sido así no habría existido
un complot dentro de su propio pueblo para acabar con él.
Sin
embargo, su vida es una interesante paradoja. Nace en Jerusalén, donde comienza
la historia de Israel y donde ésta se estanca. Muere en Tel Aviv, la ‘ciudad
que nunca duerme’, donde se restaura el Israel moderno, y al igual que Ariel
Sharon, participa en la guerra por la Independencia. Tras
la Guerra de
los Seis Días su prestigio militar lo eleva a la categoría de héroe
nacional. Se casa con Lea y tienen varios hijos. Recuérdese que Lea es el nombre de la mujer del
patriarca Jacob (al que le dará siete de sus hijos).
Por
otra parte, Yitzhak es el original hebreo de Isaac. En La Biblia , Isaac es el
padre engañado por Jacob, su hijo, en quien acaba recayendo la primogenitura, a
pesar de que éste prefería a su otro hijo, Esau, su primogénito.
Tras
una exitosa carrera militar, Rabin forma parte del parlamento y en 1992 es
elegido Primer Ministro de Israel. Su papel será entonces el de un hombre
comprometido con la paz. El 13 de septiembre de 1993 firma junto a Arafat, en La Casa Blanca , los
Acuerdos de Oslo, por los que comenzaba el proceso de entendimiento entre
palestinos e israelíes.
Es
entonces cuando la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP) reconoce al Estado de Israel y viceversa. Nunca la paz pareció estar tan
cerca como entonces, cuando los dos líderes estrecharon sus manos por primera
vez. ‘La Paz de
los Valientes’, como había sido llamada, parecía imponerse… En 1994 Yassir
Arafat regresa a Palestina tras 27 años de exilio. En octubre se firma la paz
entre Israel y Jordania tras 46 años. Los palestinos establecen un gobierno
autónomo en Gaza y Jericó, y un año después le llega el turno a Cisjordania.
Rabin
pronunció estas palabras minutos antes de ser asesinado (21:40 de la noche) a
manos de un joven ultraortodoxo –Yigal Amir- que dijo haber actuado en
solitario: ‘Permitidme decir que estoy
profundamente conmovido. Deseo agradecer a cada uno de vosotros el haber venido
hoy aquí para oponeros a la violencia y manifestar vuestro apoyo a la paz. Este
Gobierno, que tengo el privilegio de encabezar junto con mi amigo Simón Peres,
decidió darle una oportunidad a la paz, una paz que solucionará casi todos los
problemas de Israel. Fui militar durante 27 años. Luché cuando la paz no tenía
posibilidades. Creo que ahora las tiene, y muchas. Debemos aprovechar esto en
nombre de todos los que están aquí presentes, y en nombre de los que no están
aquí, que son muchos. (...) La violencia erosiona los cimientos de la
democracia israelí, la violencia debe ser censurada y aislada. Ese no es el
camino del Estado de Israel. (...) Incluso con Siria será posible hacer la paz.
Esta manifestación debe enviar un mensaje al pueblo israelí, al pueblo judío de
todo el mundo, a los muchos pueblos del mundo árabe y, de hecho, a todo el
mundo, de que el pueblo israelí quiere la paz y la apoya. Por todo esto, os doy
las gracias’.
Cuando
Yigal Amir se acercó a disparar contra Rabin, le dijo: ‘Toma, por traidor’. Media hora después su víctima moría. Amir
dijo que había actuado ‘por orden de
Dios’ y que no se arrepiente de lo que hizo. Actualmente cumple condena
de cadena perpetua.
Tras
el magnicidio el pacto de entendimiento con Arafat y las concesiones por ambas
partes duraría muy poco.
Si
la interpretación de Daniel 9,25 nos
estuviese diciendo que entre el anuncio de la restauración de Israel, 1947
(‘salida de la palabra para restaurar y edificar Jerusalén’, en palabras del
profeta) y el ungido como príncipe habrá ‘siete semanas’, o lo que es lo mismo,
49 años, llegaríamos al año 5756, o lo que es igual: el período 1995-1996. ¿Es
Yitzhak Rabin ese ‘príncipe’ del que habla la profecía?
Lo
único que podemos afirmar con certeza es que poco antes de morir recibió el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional
1994 (en reconocimiento a los acuerdos con Arafat, también premiado), y que
ocho días después de haber sido asesinado, en el Royal Albert Hall de Londres,
el Profesor Jonathan Sacks, Rabino Jefe del Reino Unido, pronunció un solemne
discurso en su memoria, en el que decía: ‘Hace tres mil años el Rey David dijo estas palabras: “No sabéis que un príncipe
y un gran hombre ha caído hoy en Israel”. Y hoy esas palabras son un eco en
nuestras mentes, porque Yitzhak Rabin fue más que el Primer Ministro de Israel.
Él personificó el espíritu de Israel, un brillante soldado que odió la guerra,
un hombre que luchó por la paz’.
El
rabino Sacks retoma las palabras de David y las dedica a Rabin, y lo
hace 3.000 años después de haber sido supuestamente pronunciadas. Y al
hacerlo hay una directa elevación de la imagen de Rabin con el patrón del
ungido príncipe, en este caso, el Rey David.
Pero
el Gran Rabino no fue el único en recordar las palabras del rey hebreo
(aparecen en Samuel II, 3,38). Nueve
días después del crimen en la Plaza de los Reyes de Israel en Tel Aviv, el líder del partido Likud en el parlamento
israelí, Benyamin Netanyahu pronunció las mismas palabras para referirse a la
figura del desaparecido líder y añadió: ‘Nosotros
nunca imaginamos que en nuestra generación seríamos testigos de la repetición
de este crimen; un príncipe y un gran hombre cayó la semana pasada a
manos de un hombre débil’. Nueva elevación a la dignidad de príncipe.
En
febrero de 2001, el exteniente de alcalde de Jerusalén, Meron Benvenisti,
publica un artículo en el diario israelí Ha’aretz
en el que alude al asesinato de Rabin en estos términos: ‘El asesinato de un príncipe es
habitualmente percibido a través de lentes históricas como los eventos que dan
significado a su vida y legado’.
Rabin ha sido
comparado con el Cristo (Ungido) cuando se le menciona como príncipe. Isaías 9,6 describe uno de los atributos
de la personalidad del ungido por Dios: ‘Porque
nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo que tiene sobre los hombros la
soberanía y que se llamará maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre
sempiterno, Príncipe de la paz’.
Esta comparación
no es sorprendente cuando se tiene en cuenta que el término ‘ungido’ (mashiaj), no hace referencia al Mashiaj con mayúsculas que aún esperan
los judíos, sino a todo aquel personaje que reúne alguna de las determinadas
cualidades que definen al ungido por Dios, como lo fue el rey David, y en el
presente, Rabin. Incluso pareciera que el apellido del fallecido trata de dar mayor
consistencia al rol profético aquí descrito, ya que Rabin es palabra hebrea que
deriva de Rabbi, cuyo significado es maestro, o el grande,
términos ambos que se asocian con un príncipe de la cultura oriental.
Otro
dato curioso: Hay algo más de 62 meses de separación entre la muerte de
Rabin el 4 de noviembre de 1995 y la victoria de Ariel Sharon el 6 de febrero
de 2001. Con su triunfo se desvanecen las escasas esperanzas de paz y se
radicaliza más aún el conflicto con la construcción del ‘Muro de la Vergüenza ’. Esos 62
meses podrían ser las semanas que
enlazan ambos hechos cruciales de la historia moderna de Israel: La muerte de
un príncipe ungido y el comienzo de un período de tiempos angustiosos. De ser
de este modo, el 9,25 de Daniel
vendría a decir lo siguiente:
‘Conoce,
pues, y entiende que desde el anuncio para restaurar Israel hasta que Rabin sea
ungido como príncipe, habrán 49 años; después pasarán 62 meses; tras ese tiempo
Israel levantará su defensa al elegir a Sharon (‘volverá a ser edificada con plaza y muro, pero en tiempos
angustiosos’).’
Un
punto si parece claro: Daniel habla de tiempos que no concuerdan con la Palestina de hace varios
miles de años, sino, más bien, con un futuro escatológico en el que se realiza
la ‘justicia eterna’ del versículo 24. Viéndolo de ese modo, la profecía de las
70 semanas aún no ha expirado.
Como
digo, quizás las 62 semanas de Daniel
sean esos 62 meses de agonía de la paz, que van entre el único magnicidio
sufrido por Israel, hasta la llegada de Sharon y su política de seguridad a
costa de lo que sea preciso, incluso el crimen de Estado. De ser de este modo,
el 9,26 de Daniel vendría a decir lo
siguiente:
‘Después
de los sesenta y dos meses de la muerte y unción de Rabin, su plan desaparecerá
(‘quien fuera ungido será quitado y no
tendrá nada’).’
Hasta
aquí ya se habría consumado la profecía. La conclusión del versículo 26 no se
habría desarrollado aún, aunque sí estaría en acción desde el mismo momento en
que la paz ha muerto definitivamente, precisamente a través de las acciones de
guerra no declarada. Los dirigentes de ambos pueblos saben que una guerra
abierta conduciría a la definitiva pérdida de control por las dos partes y al
exterminio de todos.
Si
la semana número 62 se corresponde con el ascenso de Sharon al poder (6 de
febrero 2001), tal vez las 8 semanas
que restan hasta la conclusión de la profecía sean 8 años, lo que nos colocaría
en el año 2009:
‘Y
la ciudad y el santuario destruirá el pueblo de un gobernante que ha de venir,
con cataclismo será su fin, y hasta el fin de la guerra está decretada la
desolación.’
Por
lo pronto, en enero de 2006, la organización palestina Hamás gana de forma aplastante las elecciones en los territorios
ocupados. Ya entonces, Ariel Sharon está en estado de coma irreversible y uno
de sus ministros, Ehud Olmert, que ha sido su mano derecha, asume el poder.
Cuando
tras el triunfo de Hamás en 2006 el
gobierno ruso se entrevistó con los líderes del grupo terrorista, Israel se
rasgó las vestiduras y calificó aquel encuentro oficial de ‘puñalada por la
espalda’. No todo el mundo opina igual… La agencia Europa Press(1) hace un
semblante del fundador de Hamás,
asesinado por orden de Sharon(2)
en 2004, que confirma la tendencia de las Bestias a crearse enemigos: ‘En la década de los 70 fundó su propia
organización, ‘Mujama al Islami’, y comenzó a reclutar jóvenes deseosos de
acción. En ese momento, Israel dejó hacer, incluso animó de forma encubierta,
a los integristas que extendían su influencia en la franja de Gaza, con el fin
de debilitar al movimiento político ‘Al Fatah’ liderado por el actual presidente
palestino Yasir Arafat.’
Robert
Fisk, prestigioso periodista al que cité cuando observamos las irregularidades
en Abu Ghraib, afirma tajante(3),
y cito, ‘Los israelíes crearon a Hamás. Cuando la OLP (Organización para la
Liberación de Palestina) estaba en Beirut, y los
israelíes querían contrarestarla, ellos le pidieron a Hamás que creasen más mezquitas e instituciones sociales en Gaza.
Incluso después de Oslo (los acuerdo de paz entre palestinos e israelíes) un
alto oficial israelí, y esto fue publicado en la primera página de The Jerusalem Post, mantuvo
conversaciones oficiales con representantes de Hamás en Jerusalén’.
Sigamos
con la profecía: El 13 de septiembre de
1993 se firman en La
Casa Blanca los Acuerdos
de Paz de Oslo entre palestinos e Israel. Como testigo del primer apretón
de manos entre Yassir Arafat e Yizhak Rabin estaba Bill Clinton. El pacto de
Washington entre los dos líderes levantó inusitadas esperanzas de paz para la
región. Exactamente siete años después (28 de septiembre de 2000) el pacto se rompió definitivamente con el
paseo de Sharon, que provocó el reinicio de la intifada palestina. Pacto
interrumpido por los pasos de Arik Sharon (las ‘abominables cosas’, diría
Daniel) sobre las piedras que conducen al Muro
de las Lamentaciones, los únicos restos del Templo de Herodes, destruido en
el año 70 de nuestra era. Por cierto, el muro en cuestión también es sagrado
para el Islam.
En
enero de 2003 uno de los rabinos de Jerusalén le recordó al ‘dinamitero’ Sharon
que su ascenso al poder en 2001 se produjo gracias a este provocador
acontecimiento. El rabino trataba de refrescarle la memoria para que no se
atreviese a llevar a cabo el desalojo de las colonias judías en la ocupada
Gaza. Recordemos que mientras Arik ‘paseaba’ a sus anchas, en Washington estaba
el entonces Primer Ministro, Barak, tratando de llegar a un acuerdo con Arafat.
Esos
siete años de relativa paz entre el apretón de manos en La Casa Blanca y el
provocador espectáculo de Sharon (públicamente contrario a los acuerdos de paz)
en la Explanada
del Templo serían el período de pacto de una semana (7 años) al que hace referencia el profeta Daniel. Así
podríamos entender el versículo 27 del capítulo 9 de Daniel:
‘La
paz de Rabin con Arafat se mantendrá con muchos por siete años; y en medio de
esos años se evitará el sacrificio (‘hará
cesar el sacrificio y la ofrenda’); y sobre la Explanada del Templo (‘el espacio del santuario’) habrá detestables y abominables
cosas, como la provocación de Sharon, que se oponía sin pudor a la paz de
Rabin, que provocará el final de la paz (‘que causarán ruina’) y el comienzo de
la nueva intifada; y el terror proseguirá hasta que la aniquilación mutua
llegue a todos los que han luchado por la violencia (‘y eso hasta que la
completa exterminación determinada sea vertida sobre aquel que la causó’)
Poco
después de que Arik fuese elegido Primer Ministro, se colocó en la disputada
explanada la primera –simbólica- piedra del Tercer Templo, un bloque de mármol
de más de cuatro toneladas. Los autores de la ceremonia de colocación del
mármol son los autoproclamados Fieles del
Monte del Templo, liderados por Gershom Salomón, quienes exigían a Sharon
que preparase el camino para construir el Tercer Templo, para lo cual hay que quitar las edificaciones consideradas
sagradas por los árabes.
Estos
fanáticos religiosos consideran que la ocupación israelí de Jerusalén en 1967
es la aprobación divina a sus planes mesiánicos. ¿Las pretensiones de esta
organización son una muestra más de la predicción sobre el Templo anunciada por
Daniel? De ser así, habría que sumarlas a las pretensiones del Instituto del Templo, otra organización
de judíos ortodoxos que desde hace años ha ido fabricando los utensilios que
formarían parte de las ceremonias sacerdotales del supuesto futuro templo, como
el inmenso Menorah de oro, las trompetas de plata, los atuendos del Gran
Sacerdote, las campanas, el altar de oro, dos cuchillos para el sacrificio
(diseñados, creados y donados por dos benefactores de EEUU), etc.
Mientras
tanto, amén de las donaciones de los ignorantes y las élites estadounidenses,
el Instituto del Templo(4) llega a fin de mes vendiendo sus artículos
de souvenir: Llaveros de cristal con la Estrella de David (11 dólares), réplicas en
miniatura del Templo (89 dólares), pisapapeles con relieve del Arca de la Alianza (40 dólares),
colgantes de plata con las gemas del Gran Sacerdote (35 dólares). ¡Y eso que
para ellos los asuntos relacionados con el templo son sagrados, que si no...!
Lo
grave de todo es que en el parlamento israelí (Knesset) están representadas esas
tendencias tan extremistas. Un claro ejemplo de ello es Ovadia Yosef, un
octogenario rabino nacido en Bagdad, fundador y líder espiritual del partido Shas, que quizás sea el más respetado e
influyente rabino para los judíos sefardíes, y también para las comunidades que
viven en países árabes. Dolido por la salida de colonos hebreos de Gaza le
faltó tiempo para declarar que el huracán Katrina fue un castigo divino contra la América que permitió el
desalojo de las colonias: ‘Cientos de miles permanecieron (tras el huracán) sin
hogar. Decenas de miles han muerto (exageró las cifras…). Todo esto porque
ellos no tienen a ningún Dios’(5).
No
todos los judíos ortodoxos están seguros de que levantar un templo ahora sea el
camino a seguir. Para muchos de ellos su reedificación no puede ser obra de un
estado no religioso, como es Israel. Otros ortodoxos van más allá y proclaman
que Israel no tiene derecho a existir como Estado, pues esto va directamente
contra el exilio impuesto por el mismísimo Dios.
Comprenderá
el lector que con semejante maraña de intereses contrapuestos entre judíos que
desean la reconciliación con sus vecinos y judíos que piden arrasarlos,
palestinos que desean el entendimiento con los israelíes y palestinos que
desean tirarlos al Mediterráneo, israelíes que buscan vivir en paz y otros que
a estas alturas de la historia consideran que hay que levantar un templo para
‘su’ Dios en una tierra manchada de sangre desde hace milenios, la paz es tarea
difícil. Demasiado difícil, demasiados intereses.
Y
mientras tanto, octubre de 2003, el trazado del muro de protección israelí se
extiende ya por 190
kilómetros (de un total de 750), encerrando a los
palestinos en un inmenso guetto. Se supone que hasta ahora hay más de 1.600
familias palestinas sin hogar y unos 3.300 kilómetros
cuadrados de terrenos agrícolas arrasados.
‘El Muro de
Sharon, ese rotundo desastre, ofrece una rara oportunidad para observar la
verdadera naturaleza del Estado judío, y para llamar a desmantelarlo. ¡No sólo
el Muro, tontito! El Estado judío.’
Israel Shamir, escritor y periodista
israelí.
Finalmente,
Arik Sharon desmanteló los asentamientos judíos de Gaza, donde había unos ocho
mil colonos israelíes. En Cisjordania hay más de un cuarto de millón de colonos
judíos. Algunos serán obligados a abandonar tierra palestina, pero otros se
quedarán. A esto último se refirió el presidente Bush, cuando dijo que ‘A la luz de la nueva realidad, que incluye
la existencia de importantes centros poblados israelíes, es irreal esperar que
el resultado de las negociaciones sobre el estatus final será un retorno total
y completo a las fronteras del armisticio de 1949’ . Éste, amigos,
es el aval colonizador que Sharon necesitaba y el primero que ‘firma’ un
presidente estadounidense, que como nunca antes, ningunea al pueblo
palestino y a sus autoridades, únicos legítimos interlocutores para discutir y
negociar el destino de los suyos.
Huelga
decir que la
Autoridad Palestina califica el acuerdo de EEUU-Israel como ‘inaceptable’ y ‘una violación de las resoluciones de
Naciones Unidas’. Explícitamente, Sharon también contaba con el apoyo de
Arnie Schwarzenegger, quien se
acercó hasta Israel el 2 de mayo de 2004, en su primer viaje oficial al
extranjero como gobernador de California. Las obligaciones son las obligaciones
y la primera prioridad en tales circunstancias era visitar al Gran Jefe, el
patriarca hebreo.
La
profecía de Daniel, a la luz de los acontecimientos que hemos ido analizando, y
otorgando a Yitzhak Rabin el
rol de príncipe ungido, quedaría
definitivamente así:
(Verso
24) ‘Setenta semanas’ están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad (JERUSALÉN), para terminar con la trasgresión (REBELIÓN), para
acabar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la justicia eterna;
para sellar la visión y la profecía, y para ungir el lugar santísimo.
(Verso 25) Conoce, pues, y entiende que desde la salida (1947) de la palabra para restaurar y edificar Ierushalaim (Jerusalén) hasta uno (RABIN) ungido (como) príncipe (1995), habrá siete semanas (49 AÑOS); y luego sesenta y dos semanas (SHARON LLEGA AL PODER); y volverá a ser edificada con plaza y muro (DOCTRINA SHARON DE SEGURIDAD A TODA COSTA. CONSTRUCCIÓN MURO DE
(Verso 26) Después de las sesenta y dos semanas (A CONTAR COMO MESES DESDE NOVIEMBRE DE 1995 HASTA FEBRERO 2001, VICTORIA DE SHARON), quien fuera ungido (RABIN Y SU PROYECTO DE PAZ) será quitado y no tendrá nada (DESAPARECE
(Verso
27) Y él (RABIN) confirmará el pacto (PAZ CON PALESTINOS) con muchos por una
semana (7 AÑOS DE PAZ DE RABIN 1993-2001); y en medio de la
semana (SEPTIEMBRE 2000) hará cesar el sacrificio y la ofrenda; y sobre el
espacio del santuario (EXPLANADA DEL TEMPLO) habrá detestables y abominables cosas que causarán ruina (PASEO
SHARON POR EXPLANADA TEMPLO, SEPTIEMBRE 2000); y eso hasta que la completa
exterminación determinada sea vertida (NO CUMPLIDO AÚN) sobre aquel que la
causó.’
(1)Aparecido en El
Mundo, 22 de marzo de 2004.
(2)Los datos sobre los asesinatos selectivos que
ordenó Sharon durante sus años como Primer Ministro son dramáticos. Norman
Finkelstein se hace eco del informe del Centro
Israelí de Información sobre Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’Tselem)
en su artículo ‘Por qué es justificable el boicot económico a Israel’,
(19-1-06) traducido por Felisa Sastre para rebelión.org.
Los datos son los siguientes: desde septiembre de
2000 hasta finales de 2005 se ha contabilizado la muerte a manos de israelíes
de 3.386 palestinos (1.008 de los cuales era combatientes). La lista de
israelíes muertos es de 992 (309 de los cuales eran combatientes). Finkelstein
afirma: ‘Por otra parte, Amnistía
Internacional informa que a “muchos” palestinos no se les ha matado de
forma accidental sino que han sido “objetivos deliberados”, mientras que el
laureado periodista del New York Times,
Chris Hedges, revela que los soldados israelíes “atraen a los niños como se
hace con las trampas de ratones y los asesinan por deporte.”
(3)Entrevista de The
World Today, 6 de marzo de 2006.
(4)Tienen una cuidada página llamada
templeinstitute.org
(5)Aparecido en el magazine diario israelinsider, 7 de noviembre de 2005.
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