domingo, 3 de abril de 2016

NIVEL HUMANO: La Caída de Iraq


(Originalmente publicado en 2007)

PNAC (Proyecto para un Nuevo Siglo Americano)

Es una organización no estatal -nacida en 1997- que promueve el liderazgo mundial norteamericano para el siglo XXI, a través del poderío militar, la eficacia diplomática y la rectitud moral (familia blanca, perrito y jardín con barbacoa). Entre sus creadores, directores y demás miembros, encontramos a la élite republicana más influyente, muchos de los cuales son completos desconocidos para el común de los mortales, pero que han sido ungidos con cargos nacidos de la Era Reagan, enlazados con la OTAN, la banca, el sionismo, el petróleo, Yale y Harvard.

Entre sus miembros más conocidos están Richard Cheney, Paul Wolfowitz, Jeb Bush, Rumsfeld, Richard Perle, Richard Armitage (constantemente vinculado al Departamento de Defensa. Trabajó para Reagan) y James Woolsey (ver luego escándalos de torturas en Irak). Escuchar una declaración de Woolsey es recibir pistas de por dónde irán los tiros (nunca mejor dicho) en un futuro bélico.
La llegada a La Casa Blanca de Bush Jr. abrió las puertas a unos cuantos de los honorables miembros de la PNAC. Y con su llegada se puso en acción la agenda que estos intelectuales del imperio habían confeccionado para el resto del mundo.
PNAC presentó en septiembre de 2000 un manifiesto llamado Reconstruyendo las defensas de América: Estrategias, fuerzas y recursos para un nuevo siglo. En este documento se muestran las claves precisas que debiera utilizar el gobierno de Washington, para hacer realidad que el resto del mundo disfrute de las bondades que ofrece el estar bajo su tecnológico-feudal dominio, para lo que su liderazgo debe ser indiscutible en tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio.
Y nadie como la PNAC está más atento a lo que sale de la boca de Israel, no en vano, sus propósitos –fruto de la doble lealtad- se complementan… El 18 de noviembre de 2004, el jefe de los servicios secretos israelíes, Deir Dagan, advierte que Irán es la gran amenaza que vive Israel desde 1948. Evidentemente, empieza a preparase un terreno que necesita abono…
Por cierto, el Estado sionista de Israel sólo puede existir –a juicio de sus propios profetas- cuando su ética está supeditada a la Ley de Dios. Sin cumplimiento de Su Ley no hay derecho para re-crear Israel, y así lo denuncian muchos judíos israelíes en la actualidad. La naturaleza del sionismo es étnica, pero no por ello dejó de aprovechar las raíces religiosas para exigir el regreso a una tierra que sólo podían ocupar los judíos si se cumplían con la Torah. Los sionistas vulgarizaron su condición judía, excluyendo cualquier vínculo de responsabilidad con los condicionantes espirituales que permitieran el acceso a la creación del nuevo estado, y el control total sobre Jerusalén.
En 2003, dirigiéndose a un grupo de estudiantes, James Woolsey describe la Guerra Fría como la Tercera Guerra Mundial, y dice sobre el presente escenario: ‘Esta Cuarta Guerra Mundial, yo creo, será considerada como más larga que las dos primeras’.
El tipo dice que esta guerra actual es contra tres enemigos muy bien definidos. A saber: El Irán de los fundamentalistas, los “fascistas” de Irak y Siria, y los extremistas islámicos de Al Qaeda. Ante una audiencia de trescientos escolares, Woolsey advirtió que durante los próximos años, tal vez décadas, mucha gente se va a poner nerviosa por lo que EEUU va a hacer en Oriente Medio...

‘Las compañías petroleras de Estados Unidos y Reino Unido, entre las que se encuentran Exxon Mobil, Chevron Texaco, BP, y Royal Dutch Shell consideran que el único modo de no perder el liderazgo mundial en el mercado, es a través de la invasión de Irak, por lo que están entusiasmadas ante las opciones de guerra de Washington.’
(Europa Press, 12 de febrero de 2003)

La Caída de Irak

Las campañas de EEUU en Oriente comenzaron con la invasión de Afganistán.  Allí derrocaron a sus antiguos aliados, los talibanes. Desde entonces, W. Bush estuvo intimidando a sus hijos, como buen Saturno que es, con constantes amenazas de posibles atentados terroristas por parte de los malos de la película… Sin embargo, el ántrax era de fabricación propia y la alarma ante la posible explosión de una bomba nuclear en Chicago fue en vano; nadie derribó colosales puentes, ni explosionó túneles o metros. ¿Extraño, no? Tantas supuestas amenazas para nada. Nunca la guerra psicológica sobre su propia población civil fue tan descarada.
Después vino la invasión de Irak. Aquello no fue una guerra. No. Fue una planificada humillación en toda regla. Una partida amañada. Diferente habría sido jugar al póquer con los norcoreanos. Me gustaría saber cuál sería la reacción del común ciudadano estadounidense si tropas de decenas de países se paseasen a sus anchas por Hollywood, Washington o Disneyland…
El 11 de octubre de 2002, el Senado y Congreso EEUU dan plenos poderes a Bush para invadir Irak. Sólo una semana después, el Nobel de la Paz 2002, Jimmy Carter dice: ‘Bush está en la cama con Israel’(1).
La definitiva luz verde a la invasión de Irak vino tras la alianza de marzo de 2003 en la isla ‘Tercera’ (¿alusión a la Tercera Guerra Mundial?) de las Azores. Maticemos: la isla Tercera, antes llamada Jesucristo
La guerra ya está diseñada, y Tony Blair dice sobre su apoyo a Bush: ‘Estamos dispuestos a pagar nuestro tributo de sangre’.... de eso es de lo que va todo esto, de sangre ritualísticamente derramada.
El presidente de EEUU consiguió, como nadie, polarizar la realidad. Por supuesto, él es caudillo de los buenos, aunque unos pocos se atrevan a hablar de su dañado cerebro después de abusar del alcohol y otras sustancias durante más de veinte años. Sus mentiras harían sonrojarse al propio Nixon, que ya es decir. Su mesiánica y narcisista personalidad lo llevó a sentirse seguro con su rápida victoria en Afganistán.
Fue entonces cuando Aznar aludió al histórico apoyo de los EEUU hacia Europa durante la Segunda Guerra Mundial, para justificar su decidido apoyo a la invasión.
Sin embargo, Francia y Alemania no están dispuestos a ponérselo fácil a los estadounidenses. Sus razones (entiéndase, económicas) se disfrazan de pacifismo. Y como era de esperar, el cerebro de Bush, por la boca de Dick Cheney, aludió a la rancia y olvidadiza Vieja Europa, que fue salvada del nazismo y parece carecer de gratitud.

El 17 de marzo de 1955 salieron a la luz pública unos documentos secretos pertenecientes al presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el soviético Stalin, durante la conferencia de los vencedores sobre los nazis, en Yalta, Ucrania, febrero de 1945. En dichos documentos los líderes americano y soviético acuerdan excluir a Francia y al general De Gaulle de toda negociación de posguerra. De Gaulle era el líder de Francia Libre, la resistencia francesa; su contribución a la victoria es así considerada como insignificante por los otros dos aliados. Además, en los documentos se alude a cierto brindis de Roosevelt a la salud del dictador Stalin, a quien invitó a fusilar a los 50.000 oficiales alemanes presos por los comunistas. Así como la conformidad de Churchill a la exigencia soviética de crear un ‘muro’ de países satélites comunistas entre los que está Polonia(2).
Cuando se estaban ultimando los preparativos de la invasión de Irak, el secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, abrió la boca para decir: “La guerra durará seis días, tal vez seis semanas, pero no seis meses”(3). Sí, ya ven, 666, el sello de la Bestia.
20 de marzo de 2003. Comienza la guerra y el mundo se echa a la calle. Millones de personas colapsan las ciudades de los cinco continentes con el grito de ‘No a la Guerra’.
Nadie les hará caso. La invasión no era una opción más, sino la única intención en las podridas mentes de las élites.
Pero contrariamente a lo anunciado por los gringos, los iraquíes no los recibieron como en Bienvenido Mr. Marshall. Nada extraño, después de todo, según Bob Nichols(4), activista norteamericano por la energía limpia, en el país invadido se ha desarrollado una radiación armamentística de uranio empobrecido equivalente a 250 mil bombas atómicas como la usada en Nagasaki. De ser así, escandaloso.
El día 1 de mayo de 2003 escuchamos el discurso de Bush desde el portaaviones SS Lincoln: la guerra de Irak ha terminado oficialmente. Sin embargo, desde entonces hasta noviembre del mismo año se habrá superado el número de bajas de la guerra. Irak comienza a mostrarse como un nuevo Vietnam. El país está sumido en el caos.
Y las armas de destrucción masiva no aparecen por ningún lado. Se dijo que estaban en el país, no lejos del Tigris y el Eufrates, luego en medio de los mares, en barcos piratas (cierto que se dijo, no se rían); al no hallarse, se sugirió que tal vez en una nación vecina… Bien, habrá que esperar a volver a la Luna. Puede que el tirano de Bagdad las escondiese allí, en vez de usarlas cuando sus tierras fueron brutalmente invadidas. Nunca lo sabremos.
Quede para la memoria que nos quieren robar, que dos meses antes de la guerra, Hans Blix(5), el Jefe de los Inspectores de la ONU en Irak, había afirmado que no hay motivos para declarar una guerra contra ese país. Un mes antes, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, ha argumentado de igual modo que no hay razón alguna para dar ese paso.
Pronto, la calma desaparece de los señores de la guerra, que ven como sus proyectos pacifistas en Oriente Medio no salen adelante a sólo seis meses de las elecciones en las que Bush se la juega. Tal es así que Ashcroft, responsable de Justicia de La Casa Blanca, advierte que los terroristas ya están ultimando nuevos planes de apocalíptica destrucción en el solar patrio. ¡Que miedo! Todo sea por la reelección y por cerrar las bocas de los antipatriotas que desvelan el trabajo sucio realizado en las lejanas provincias imperiales; como el cineasta Michael Moore, quien hace campaña contra los lobos neoconservadores en su documental Fahrenheit 9/11, en la que por cierto, iba a aparecer Nick Berg, a quien presentaré en breve, y que tiene el triste honor de haber sido la primera víctima de una serie de decapitaciones que tienen lugar en el marco de la Guerra de Irak.
El 12 de diciembre de 2003 Bush anuncia que no se darán contratos para la reconstrucción iraquí a los países que no formaron parte de la coalición invasora: ‘Es muy simple. Nuestra gente arriesgó sus vidas. La gente de otros países amigos arriesgaron sus vidas y, por lo tanto, eso es lo que van a reflejar los contratos.’
Estas declaraciones no deben sonar extrañas; el exdirector de la CIA ya advirtió más de un año antes, que el petróleo iraquí sería para quienes apoyasen la invasión. Una de las empresas beneficiarias de los contratos será Halliburton (primer suministrador mundial de petróleo), hasta hace poco tiempo relacionada con Cheney, que fue su presidente.

Los símbolos

Como hemos visto en otros artículos, todas las cosas materiales encierran un contenido, una esencia metafísica que se ve representada a través de elementos palpables. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en las banderas nacionales, a través de las cuales nace el sentimiento de identificación, no estrictamente con el lugar donde uno vive, sino con algo más amplio como una nación. En realidad las naciones engloban a millones de personas diferentes, como diferentes son sus culturas e identidades, sin que eso suponga, en la mejor de las ocasiones, un motivo de enfrentamiento interno. Pero sea como fuere, una bandera encierra única y exclusivamente, sentimientos irracionales con los que se trata de crear –artificialmente- una identidad común. Y es por medio de ese lazo sentimental con la bandera, por el cual los pueblos se unen o enfrentan entre sí. He ahí el valor de un símbolo.
Es curioso observar cómo se siente un ciudadano cuando un artista o deportista patrio es galardonado en el extranjero. Como si el premio obtenido fuese un poco de todos... de todos los que estén detrás de esa bandera. Se crea una especie de comunión entre el representante y sus compatriotas, que en el fondo, no es más que una pueril manifestación de cómo nuestras emociones son maleables. He ahí, de nuevo, el valor de un símbolo.
Este extremo se advierte más aun, cuando un individuo de un determinado país no es aceptado en el extranjero. Entonces, el blando y dócil sentir de una masa de millones de personas, se une a aquel individuo ofendido, haciendo de la ofensa una cuestión que oficialmente agravia al conjunto.
Por suerte, este modo de conducta comunitaria no se refleja solamente en cuestiones triviales, sino que se muestra en asuntos más serios y preocupantes. Lo vimos durante las horas y días posteriores al 11-M, cuando en un ejemplo de unidad con las víctimas de la tragedia, muchos millones de personas se echaron a la calle.
Y he ahí, en la calle, otro símbolo. Salieron a manifestarse simbólicamente, no a ‘cazar’ o enfrentarse físicamente con los criminales. Pero esas calles tomadas por riadas interminables de gentes de todas las edades, representaban la ira y la identificación de nosotros mismos, con los fallecidos en Madrid. Así que, en la práctica, aquellas manifestaciones, como otras que se repitieron en muchas capitales del mundo, no tenían como finalidad el poner fin a un terror que no estaba en nuestras manos evitar allí.
Los que creyeron en su capacidad para evitar la repetición de semejante tragedia, lo hicieron en las urnas del día 14, optando por un gobierno que había prometido sacar a España de una guerra que sospechábamos injustificada. Por si fuera poco, el engaño de unas conexiones entre el tirano iraquí y la red Al Qaeda, y las inexistentes armas de destrucción masiva, los que decidimos legítimamente por la salida de los militares españoles del país ocupado, tuvimos que escuchar durante meses las acusaciones provenientes de personalidades periodísticas, dirigentes políticos y algún pequeño aspirante a estadista mundial, de que la salida de España del conflicto era un gigantesco error que pagaríamos, no ya con más sangre derramada a manos terroristas, sino con el abandono de EEUU a nuestra propia suerte. Las dos supuestas consecuencias de nuestra retirada de Irak se colocaban en el mismo lado de la balanza, como si, traicionados por el subconsciente, otorgasen el mismo maléfico poder vengativo a ambos.

Abu Ghraib, el padre del cuervo

En la película Algunos hombres buenos (originalmente, A few good men), dos abogados militares (interpretados por Tom Cruise y Demi Moore) tienen el difícil cometido de defender a dos marines acusados del homicidio de un compañero, William Santiago. Los hechos se produjeron durante su permanencia en la base de Guantánamo, Cuba, bajo la autoridad del coronel Nathan R. Jeseep, magníficamente interpretado por Jack Nicholson.
Los acusados dicen haber seguido órdenes del coronel, como castigo a Santiago por haber infringido el código de honor del cuerpo de Marines. Los dos abogados se las verán difíciles para demostrar que la decisión de matar a Santiago no fue una determinación espontáneamente tomada por los dos acusados, sino dictada desde arriba.
El Coronel Jessep, un verdadero monstruo que actúa con absoluta impunidad desde su feudo cubano, se mantiene frío e impasible durante todo el proceso, logrando que no existan pruebas para su incriminación en los hechos, pero su temperamento acabará haciéndole perder el control y reconocer que el ‘código rojo’ por el que se ordenaba ejecutar a Santiago, fue ordenado por él. Cuando es detenido vocifera: ‘Vosotros, jodida gente, no tenéis ni idea de cómo se defiende una nación’.
Trece años después de que Aarón Sorkin escribiese el guión definitivo de la película, los hechos allí narrados han tomado una importante relevancia. Por desgracia para los iraquíes, unas imágenes habrían de mostrarnos la clase de caballeros andantes que eran los que ocuparon Bagdad.
Cuando en mayo de 2004 aparecieron las fotos de la prisión iraquí de Abu Ghraib, en las que se veía a estadounidenses vejando, violando, y asesinando a iraquíes indefensos, no se escuchó a un ex presidente español, que antes dijo sentirse avergonzado de la legítima decisión gubernamental de dejar territorio iraquí, clamar por los derechos más elementales de los presos que allí aparecían. No hubo llamadas a La Casa Blanca para pedir explicaciones o hacer reproches, ni carta suya en diarios afines, mostrando la más mínima indignación. Atrás quedaron los días en que Aznar tenía la sagrada misión de poner en práctica las leyes que el Mesías le dictaba desde el Tabernáculo de Washington. En cambio, sí que hubo un viaje suyo a la capital del imperio para entrevistarse con los dos máximos responsables de aquella vergüenza, aunque se evitó que aquello quedara impreso en imágenes.

‘Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.’
Artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Y es que, para quien no se haya dado cuenta aun, estamos en plena guerra de imágenes. Por eso, lamentando los hechos que aparecen reflejados en aquellas horribles fotografías, bendigo su publicación, gracias a la cual una parte más de la verdad sale a la luz, junto a las mentiras antes expuestas. E insisto en que su aparición en los medios es bendita, porque las prácticas que en las fotos hemos visto se realizaban también en Afganistán (en Bagram y Kandahar) y Guantánamo, pero no lo sabíamos con certeza.
Las instantáneas de torturas sobre presos iraquíes (luego supimos que también había niños) tomadas en la cárcel de Abu Ghraib, cerca de Bagdad, son cientos, según ha reconocido el Pentágono. En ellas hay desde palizas (algunas hasta la muerte), hasta sodomización, tortura, y desnudez, algo que es especialmente humillante en la cultura árabe. Uno de los detenidos ya liberados dijo a la CNN que prefería ser apaleado a verse desnudo ante otros presos.
Detrás de lo que hemos visto en las imágenes hay algo más que simples e ignorantes soldados de la América más profunda dando rienda suelta a sus instintos más crueles.
Al menos dos empresas privadas de seguridad contratadas por el Pentágono están a cargo de los interrogatorios a los detenidos. Estos mercenarios serían, según denuncian los abogados de los soldados implicados, los que estaban a cargo de los interrogatorios y los que ordenaban los métodos a seguir.
La investigación militar menciona dos empresas estadounidenses contratadas para colaborar en el trabajo sucio: Titan Corporation, con sede en California, y CACI International Inc’.
Uno de los representantes legales de los acusados por malos tratos dice: ‘Sabemos que CACI y Titan contribuyeron con interrogatorios, que llevaron adelante su tarea en nombre de EEUU, e interactuaron con guardias de la policía militar en la prisión.’
El periodista de The Independent y corresponsal de guerra, Robert Fisk, fue de los primeros en hablar del brutal trato de las tropas británicas a los iraquíes, por lo que la aparición de las imágenes de Abu Ghraib no le cogió por sorpresa.
En su artículo La conexión israelí en las torturas a iraquíes(6), Fisk se despacha a gusto hablando sobre las dos empresas de ‘seguridad’ antes mencionadas. De CACI dice que su presidente visitó las instalaciones de un campo de instrucción antiterrorista en Israel, donde fue atendido por el ministro de Defensa de Sharon. El viaje de ese empresario estaba auspiciado por la élite israelí en EEUU (dice que también el director de Titan colabora con un grupo perteneciente a esa élite), y en él también estaban presentes otros contratistas vinculados con el Pentágono, motivados por estrechar lazos de colaboración entre empresas del sector, léase: mercenarios. De ahí, la coincidencia entre el modus operandi (privación de sueño, desnudez, vejación y golpes, etc) de israelíes y estadounidenses(7).
Fisk dice al respecto: ‘No es ningún secreto que el Pentágono pidió a Israel que le informara acerca de sus “normas sobre su nivel de implicación” vigentes en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza. Los responsables israelíes han asesorado al respecto a sus homólogos estadounidenses y, según Associated Press, “en los meses de enero y febrero de 2003 las fuerzas armadas israelíes y norteamericanas se entrenaron conjuntamente en el desierto de Neguev, en el sur de Israel”. Israel, asimismo, ha recibido la visita de agentes de las fuerzas de seguridad estadounidenses, para formarles en técnicas de contraterrorismo.’

¿Quién pone las bombas?

Por cierto, Fisk, curtido tras sus más de treinta años de corresponsalías internacionales, especialmente en Oriente (incluye en su currículo tres entrevistas a Ben Laden), es de la opinión(8) de que el clima de guerra civil en Irak está siendo creado más allá de las diferencias naturales entre chiíes y suníes. Fisk habla de escuadrones de la muerte que trabajan para el gobierno iraquí. A este asunto se adjuntan las supuestas acciones terroristas de agentes occidentales encubiertos; tenemos, al menos, el reporte de un mercenario estadounidense, contratado en labores de seguridad de contratistas, que en marzo de 2006 fue detenido con un coche con explosivos mientras conducía por Tikrit después del toque de queda.
Los más sorprendente hasta el momento lo ha dado a conocer la CNN(9), que informa de la extraña detención de dos soldados británicos en Basora…
Los hechos oficiales: El 19 de septiembre de 2005 dos hombres, miembros de las SAS (fuerzas especiales de élite), convenientemente disfrazados con atuendo árabes (pelucas incluidas), fueron arrestados por la Guardia Nacional iraquí por conducir un vehículo cargado de armas y explosivos, y disparar contra agentes iraquíes (matando a uno e hiriendo a otro) cuando fueron interceptados en un control de carretera. Los mandos británicos negociaron con los iraquíes la liberación de los detenidos, pero no hubo acuerdo. Luego, saltándose la soberanía de las autoridades de Basora, los ingleses optaron por una solución a lo Rambo: el asalto –vía helicópteros, tanques y decenas de soldados de su Graciosa Majestad- de la comisaría en la que se creía permanecían retenidos los dos británicos. No estaban allí, sino en una casa cercana, de donde fueron liberados.
Exactamente un mes después del incidente de los disfrazados de Basora llegó una nueva y sorprendente noticia(10): Dos soldados estadounidenses, disfrazados de árabes, son detenidos en al-Ghazaliyah, un barrio de Bagdad, después de que trataran de colocar un coche bomba. Los dos hombres fueron detenidos cuando trataban de escapar; a los pocos minutos de la detención llegaron al lugar tropas de EEUU que se llevaron a los supuestos terroristas. ¿Propaganda antiamericana? ¿Hechos veraces y aislados? ¿Recuerdan Gladio? El historiador Eric Hobsbawm, nos hará memoria(11): ‘El grupo secreto armado de orientación anticomunista, que, desde que su existencia fuera revelada por un político italiano en 1990, se conoció con el nombre de Gladio (la espada), se creó en 1949 para prolongar la resistencia interna en varios países europeos tras la ocupación soviética, si ésta llegaba a producirse. Sus miembros eran armados y pagados por los Estados Unidos, entrenados por la CIA y por fuerzas secretas y especiales británicas, y su existencia se ocultó a los gobiernos en cuyos territorios operaban, con la excepción de un número limitado de personas. En Italia, y tal vez también en otras partes, estaba constituido originalmente por fascistas que las potencias del Eje habían dejado como núcleo de resistencia y que luego fueron revalorizados por su condición de fanáticos anticomunistas. En los años setenta, cuando se disipó el temor de una invasión del ejército rojo, incluso en el seno del servicio secreto norteamericano, los “gladiadores” encontraron un nuevo campo de actividad como terroristas de derechas, en ocasiones haciéndose pasar por terroristas de izquierdas.’
La tenebrosa acción de Gladio se vio renovada, allá los primeros años de la década de los setenta, por la bendición del doctor Henry Kissinger, por entonces Secretario Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional…
¿Podemos asegurar que la filosofía Gladio se ejecuta en el presente Irak? No hay sino indicios; los tres episodios de occidentales con bombas alientan las sospechas.
A esto se añade que la administración estadounidense ha dejado claro que desde el 11 de septiembre de 2001 se ha dado –oficialmente- carta blanca a unidades especiales encubiertas para realizar todo tipo de acciones ilegales que tengan como fin el establecimiento del clima político y social más apropiado para las necesidades de Washington, por lo que no es descabellado pensar que muchas de las acciones terroristas adjudicadas a activistas islámicos, pudieran ser creación de esas unidades especiales.
Y mientras, EEUU e Israel son la viva imagen de la deidad que los rige: borrachos de venganza prometen llevar el mundo al caos, en su propósito de elevar la mancillada imagen del Pueblo Elegido. Tanto es así, que han logrado que el sector más ignorante del pueblo estadounidense se pregunte incluso antes de procrear: ¿es lo que vamos a hacer bueno para los sionistas? ¿Se enojará Israel?

El trabajo soberbio de Rumsfeld

El primer Jefe de Estado en reconocer al nuevo Israel (1947) fue Harry Truman, presidente de EEUU, once minutos desde la fundación. El gobernante se consideraba a sí mismo como una especie de Ciro, el rey persa que había permitido el regreso de los judíos a casa. EEUU siempre al servicio de su señor, hasta en lo más simbólico. Woodward, el reputado periodista del The Washington Post, revela(12) que el jefe de operaciones de la CIA en la invasión de Irak tiene el nombre en clave de ‘Saúl’, primer rey de Israel... Pasado y presente siempre juntos en estrecha relación.
Este asunto de CACI y Titan está tan enmarañado que resulta asqueroso. Entre los anteriores directivos de Titan tenemos a James Woolsey, ex director de la CIA, y miembro de PNAC (Proyecto para el Nuevo Siglo Americano).
Materia enmarañada pero suculenta en beneficios económicos. Según el periodista Robert Fisk, nombrando fuentes del Pentágono, CACI obtuvo en 2004 la concesión de un contrato con las fuerzas armadas de EEUU, valorado en más de diez millones de dólares, en tanto que Titan informa de un crecimiento del 21 por ciento en los ingresos del primer trimestre del mismo año. El incremento obedece a la existencia de un ‘contrato verbal con las fuerzas armadas de EEUU’.
Cuando las fotos se hacen públicas Amnistía Internacional (AI) dice que las torturas en Irak son generalizadas: ‘Nuestra amplia labor de investigación sobre Irak indica que no se trata de un incidente aislado (...) Muchos han dicho a AI que soldados estadounidenses y británicos los torturaron y maltrataron durante las sesiones de interrogatorio con métodos como privarlos de sueño durante largos períodos, golpearlos, mantenerlos largo tiempo en posturas dolorosas, algunas veces obligándolos a oír música a gran volumen, mantenerlos encapuchados largo tiempo y exponerlos a luz de gran intensidad. Casi ninguna de las denuncias de torturas o malos tratos han sido adecuadamente investigada por las autoridades’(13).

AI alude a grupos armados que atacan con aparente inmunidad en los territorios administrados por el Reino Unido. Y es que el segundo mayor ‘ejército’ ocupante en Irak no son militares de algún país aliado de EEUU y el Reino Unido, sino los 15 o 20 mil mercenarios que recorren sus ciudades. Estos paramilitares que actúan con entera libertad y fuera de la legalidad, llegan a cobrar unos trescientos mil euros al año por sus servicios.
Un testimonio de primera mano sobre la realidad iraquí lo tenemos en el sargento Jimmy Massey, un exmarine con doce años de experiencia, que estuvo durante el primer año de la invasión a Irak. En una entrevista muy recomendable de Paul Rockwell, Massey dice sentirse engañado por sus mandos y avergonzado por el genocidio que se está cometiendo en el país árabe. He aquí un breve extracto(14):

Pregunta: ‘Me gustaría volver al primer incidente, cuando el superviviente te preguntó por qué habías matado a su hermano. ¿Fue ese el incidente que te puso al límite, como has mencionado?’

Respuesta: ‘Sí. Más tarde averigüé que esas cosas ocurren habitualmente. Hablé con mi comandante después del incidente. Vino a verme y me dijo: ¿Estás bien? Le contesté: "No, hoy no es un buen día. He matado a un racimo de civiles". Él contestó: "No, hoy es un buen día. Hemos matado a un buen montón de civiles". Y añadió: "No, hoy ha sido un buen día". Y cuando le oí decir eso, pensé "Oh, Dios mío, ¿en qué infierno me he metido?".

Por si todo esto fuera poco, The Washington Post (TWP) nos recuerda que en abril de 2003, el Pentágono aprobó ilegales técnicas de interrogatorio para Guantánamo, consistente en alterar el sueño, exponerlos a música estridente, frío y calor extremos, así hasta veinte medidas. Según este diario, las técnicas fueron aprobadas por los responsables de los Departamentos de Defensa (a cargo de  Donald Rumsfeld) y Justicia (a cargo del mesiánico John –Jesús es nuestro rey- Ashcroft).
TWP confirma que, contra lo afirmado oficialmente, desde niveles superiores se sabía que se aplicaban malos tratos a detenidos iraquíes y afganos. En esto coincide con la prestigiosa revista The New Yorker, que publica las investigaciones de Seymor Hersh, quien saltara a la fama por haber revelado la masacre de la aldea de My Lay, Vietnam, donde los estadounidenses mataron a sangre fría a más de cien mujeres, niños y ancianos. Hersh citó fuentes que afirman que los abusos cometidos en Guantánamo e Irak obedecen a un patrón sistemático.
Entonces, emulando a la película antes citada, muchos Nathan R. Jeseep (Algunos hombres buenos) comenzaron a ponerse tensos. Digan lo que digan los mandos militares del Pentágono, las aberraciones que aparecen las instantáneas no son el fruto de la germinación espontánea de la decadencia en tiempos de guerra. Vamos, que eran sistemáticas y ordenadas desde los altos mandos.
La soldado Lynndie England, detenida por participar en las torturas, ha sido muy explícita respecto a su sonriente aparición en las fotos: ‘Personas de rango superior me indicaron que permanezca ahí, sostenga esa correa... y sacaron una foto, eso es todo lo que sé’. ¿A quién se refiere con ‘personas de rango superior’? ¿Mercenarios pagados por el Pentágono para realizar o supervisar el trabajo sucio? ¿Tal vez a gente de CACI o Titan?
El diario El Mundo se hizo eco de la información aparecida en el The New York Times(15), tomada del informe de los investigadores que acusan a Lynndie England de malos tratos. En él, la acusada explica que algunas de las fotos tomadas a los prisioneros, en las que se les ve masturbándose o tirados desnudos por el suelo, las hicieron por diversión. ‘Creíamos –afirma England- que se veían graciosos, así que les tomamos fotos’. La acusada describe en el informe aparecido en el diario, que las torturas eran como una rutina, pero que a veces eran entretenidas, aunque nunca, según ella, fuera de orden de superiores.
El mismo día en que se hace público en la prensa parte de ese informe de declaraciones de England, la misma revista que destapó el caso de las torturas, The New Yorker, vuelve a la carga y asegura que Rumsfeld autorizó las prácticas que aparecen en las instantáneas, y que Bush estaba al tanto de todo ello. El artículo periodístico, firmado por Seymor Hersh, afirma que el secretario de Defensa autorizó el programa secreto sobre interrogatorios, que incluía las humillaciones físicas y sexuales de prisioneros iraquíes. El programa se habría diseñado para quitar ‘el control de las operaciones clandestinas y paramilitares a la CIA’, creándose para ello un departamento secreto dentro del Pentágono. El departamento de Defensa que lidera Rumsfeld ha calificado las afirmaciones de Hersh como ‘extrañas’ y ‘conspiratorias’, desmintiéndolo todo.
Lo que sucede posteriormente es tragicómico: Bush apoya al máximo responsable de las barbaries, Secretario de Defensa Rumsfeld, alias Rumsferatu (en alusión a Nosferatu, el tenebroso vampiro de la película de Murnau), de quien ha tenido la desvergüenza de decir que ha hecho un ‘trabajo soberbio’, y que ‘nuestra nación tiene con usted una deuda de gratitud’. Cumplidos que son bien recibidos por alguien que sobrevivió al Watergate y al Irangate y que ni tan siquiera se dignó a firmar personalmente las cartas enviadas a las familias de los soldados muertos en Irak...
Dos años después, abril de 2006, el 61% de los estadounidenses rechaza la guerra, y varios generales de alto rango piden a Bush la inmediata destitución de Rumsfeld, solicitud que es respondida con una negativa y elogios al tenebroso señor de la guerra.
Abu Ghraib significa ‘el padre del cuervo’, nombre que viene como anillo al dedo, pues es bien sabido que el cuervo, según la cultura popular, presagia –simbólicamente- muerte, proyectos fracasados y engaño. Sobre todo engaño... Por lo que no debe de extrañarnos que una de las bases militares de EEUU a las afueras de Bagdad se llame Camp Cuervo.
Esta batalla de imágenes, en la que las de presos torturados se contraponen con constantes elogios de un presidente hacia su (presunto) subordinado, es la mejor muestra del momento imperante, en el que la estampa de Rumsfeld es intachable, incuestionable, intocable. Bush es Dios y Rumsfeld su belicoso profeta.
La militar encargada de Abu Ghraib, General Janis Karpinski, desvela que su superior –General Geoffrey Miller- le había dado órdenes de guantanamizar Irak: ‘Los presos deben ser tratados como perros’. Y así fue.
Con los datos que vamos teniendo sobre la mesa, la pregunta que se plantea es: ¿ordenó usted el código rojo? Evidentemente, la respuesta distó mucho de la verdad; el gremio de los caínes de la guerra se unió en una piña.
Para las bestias de Washington, los suicidios de presos en Guantánamo son ‘actos de guerra’; los vuelos de la CIA (y cárceles secretas) en Europa son mentiras; las escuchas ilegales a miles de estadounidenses son ‘legales’; las matanzas de civiles iraquíes a manos de sus cowboys del infierno, mentiras, mentiras…


Torturas, mentiras…

A principios de mayo del 2004 el escabroso asunto de las torturas en Iraq está en su punto más escandaloso. Se precisa un golpe de efecto que coloque las cosas en su sitio. Y las bestias ponen en marcha un operativo que el día 11 ha de mostrar la naturaleza del enemigo al que se tortura... Esa jornada es especialmente significativa, no sólo porque se cumplen dos meses desde la hecatombe sufrida en España por los atentados, sino porque la imagen -como concepto de enfrentamiento entre las bestias- vive su momento más culminante.
Ese día 11 comparece ante el Senado de EEUU el General Antonio Taguba, encargado de redactar el informe sobre los abusos a los presos. Su conclusión es que no existió una orden superior para que se cometieran los actos fotografiados en la prisión de Abu Ghraib.
Con ello, Tabuga contradice a la soldado Lynndie England y reconoce que las prácticas eran ‘sistemáticas y sádicas’, pero cree en la espontaneidad de las conductas delictivas de los torturadores, en vez de en la violencia institucionalizada.
Evidentemente, Tabuga tiene la respuesta clave a unas conductas delictivas que brotan tan naturales como los champiñones: ‘La falta de liderazgo, de disciplina, supervisión y la poca preparación’, alentaron el comportamiento de algunos soldados, pero nunca siguieron órdenes.
En el Informe Tabuga aparecen dos acusados vinculados con Titan y CACI. Steve Stephanowicz, empleado de CACI, y John Israel (sobra cualquier nueva mención a la simbología), empleado de Titan, ambos en la misma brigada militar de ocupación. En el informe se acusa al primero de realizar ‘declaraciones falsas ante el equipo investigador sobre (...) su conocimiento de la existencia de malos tratos’, y de saber que sus instrucciones a los agentes de policía militar estadounidense ‘equivalían a malos tratos físicos.’
En cuanto a John Israel, también se le acusa de, directa o indirectamente, ser responsable de los abusos, aunque existe la posibilidad de que no haya una persona real implicada con ese nombre, sino que John Israel fuera un pseudónimo, lo que reforzaría aun más la implicación de los sionistas.
Hay que frenar el escándalo. Los hogares estadounidenses deben tener en su mesa algo más que la deshonra de sus soldados. Y aparece el video de la decapitación de un joven civil –judío- estadounidense, Nick Berg, a manos de terroristas iraquíes. Ya saben ustedes que ante el acoso que padecen las bestias, éstas siempre contraatacan con golpes de efecto y este caso no iba a ser una excepción.
Me explico: Sólo una imagen que mostrase la crueldad de los putos árabes hacia un varón blanco, judío, estadounidense, generoso con su comunidad de Filadelfia, leal a los planes bélico-pacifistas de Bush, puede lograr que la atención se desvíe y se deje de prestar tanto interés a las técnicas interrogatorias de los defensores de la libertad. Definitivamente, he ahí el valor de la imagen…
Nick Berg es asesinado y su video de muerte en directo es difundido por televisión. El anzuelo ya ha sido lanzado por los especialistas de la imagen. Según Washington nada tiene que ver la muerte de Berg con el asunto de las torturas…. ¡Picad! A pesar de la vinculación evidente entre este hecho y la humillación que vienen padeciendo los iraquíes (de la cual nos enteramos cada día más), La Casa Blanca, por medio de su vocero, Scott McClellan, dice que es importante ‘separar los dos temas’. Vale…
Pero ahora hagamos algo sano: Dudemos. Tomemos el espinoso asunto del video y desconfiemos de su autoría. Michael Berg, el padre del chico decapitado, dirigió en declaraciones a la cadena ABC, duras acusaciones hacia su gobierno: ‘Nicholas Berg murió por los pecados de George Bush y de Donald Rumsfeld.’
Según Berg, su hijo le había comunicado su intención de regresar de Irak el 30 de marzo, pero eso nunca ocurrió. Las circunstancias que envuelven los últimos días de vida del joven de 26 años no parecen muy claras. Se sabe que fue detenido en Mosul -al norte del país- por la policía iraquí antes de ser secuestrado por unos desconocidos...
Según las primeras informaciones, Nick estaba en Irak en busca de contratos, pero sus aspiraciones no se vieron correspondidas. Luego llegaron nuevas noticias que no dejan de ser sorprendentes: El FBI lo había entrevistado en tres ocasiones, aunque nunca estuvo bajo custodia del Ejército de EEUU, según afirmó el portavoz del gobierno. Algo que contradice las acusaciones vertidas por la familia del muchacho, que asegura que éste fue arrestado por agentes iraquíes y entregados a las fuerzas invasoras, que lo retuvieron 13 días, durante los cuales no se le permitió ponerse en contacto con su abogado.
Huele a ilegalidad. Huele a Abu Ghraib, precisamente donde Berg trabajó.
Horas antes de que se emitiese el vídeo de la decapitación, el mando militar de EEUU en Irak informó que el cadáver de Berg había sido hallado el sábado día 8 de mayo cerca de un puente de Bagdad.
Después supimos que Michael Berg, padre de la víctima y en lista del FBI por sus tendencias de extrema derecha, anunció a la CNN que su hijo conocía a Zacarías Moussaoui(16), quien habría recibido clases de pilotaje en Oklahoma, en cuya universidad, Nick cursaba estudios. Moussaoui no es un fulano cualquiera, sino el único imputado en EEUU en la trama del 11 de septiembre, por la que fue detenido tres semanas antes de los atentados. ¡Cuánta casualidad!
‘Alguien le pidió (del grupo de Moussaoui) que le dejara utilizar su ordenador y él lo hizo. Luego se supo que este tipo era un terrorista y que había utilizado el correo electrónico de mi hijo, entre los de otras muchas personas’, declaró Michael Berg. Según CNN, eso explicaría por qué el FBI interrogó por tres veces al joven, ya que a Moussaoui se le encontró el password del correo electrónico de joven.
CNN añade más leña al fuego de este asunto cuando duda de que la voz del verdugo directo de Berg, que en el vídeo se identifica como el jordano al-Zarqawi, el hombre de Al Qaeda en Irak, sea auténtica. Dice la cadena de televisión que según los expertos consultados, ‘el tono de la voz de la cinta es muy diferente al de las grabaciones registradas del líder de Al Qaeda’. Tal es así que no se aprecia en él acento jordano. A quién creemos, pues el Pentágono asegura que al-Zarqawi es el autor de la decapitación.
La existencia del video fue dada a conocer por los corresponsales de la agencia de prensa Reuters en Dubai, que habrían tomado el video de la web árabe al-ansar.biz/. Este dominio pertenecía a Arab Press House, una respetada sociedad de prensa con sede en Londres que no tiene vínculos con los islamistas. Una hora después del descubrimiento del video, fragmentos de éste ya estaban siendo difundidos, exclusivamente, por la Fox News, CNN y BBC. Las tres cadenas habían empezado a trabajar como buenos sirvientes de sus gubernamentales señores.
Por cierto, William Kristol, cofundador y presidente de la PNAC (Proyecto para un Nuevo Siglo Americano), de origen judío y declarado sionista, es colaborador de la derechista Fox News, por lo que se entiende la afinidad de la cadena televisiva con el proyecto de los neoconservadores. Este hombre es hijo de Irving Kristol, considerado el padre del neoconservadurismo americano.

…y cintas de video

El principal sospechoso de la muerte de Nick Berg, al-Zarqawi, apodado ‘el cojo’, carece de una pierna y lleva una prótesis; sin embargo, en las imágenes de la decapitación no hay en él movimiento alguno que haga pensar que se trata de un protésico. Además, la silla de plástico en la que aparece sentado Berg antes de ser asesinado es idéntica a las que aparecen en las fotos tomadas en la cárcel de Abu Ghraib. Por no decir que el uniforme naranja que viste es igual al que tienen los presos de Guantánamo, que el sonido del crimen (los gritos del degollado) es un añadido y no está sincronizado con la imagen, que los supuestos captores, tanto en su corpulencia, color de piel y movimientos, no encajan en la fisonomía de la región.
Jawad al-Jalesi, imán de la mezquita de al-Khadimiya, en Bagdad, afirma que al-Zarqawi murió en 2003, y que los estadounidenses han rentabilizado el miedo que supone adjudicarle cientos de muertos. Lo cierto es que la última página sobre al-Zarqawi se escribió en junio de 2006, cuando el ejército estadounidense le dio caza cerca de Baquba. La muerte del terrorista jordano sirvió para desviar la atención de los verdaderos problemas… Como no podía ser de otro modo, coincidió en el tiempo con el más bajo momento de popularidad del presidente Bush, y con el escándalo de matanzas de civiles iraquíes a manos de soldados americanos.
Por si las razones presentadas sobre la falsedad del video de Berg fueran tomadas como simples tonterías sin importancia, no pocos expertos dicen que aquella decapitación fue la menos sangrienta que se pueda imaginar.
El doctor Raúl Castro Guevara, experto médico forense de Ciudad de México declaró a La voz de Aztlan(17), un boletín californiano: ‘No hay manera que el individuo en el video estaba vivo y su corazón funcionando cuando le estaban cortando la cabeza. En estos casos, el corazón impela sangre con gran presión, y se corta las arterias del cuello, hay una gran cantidad de sangre que salpica por todos lados. En mi opinión el video es un fraude.
Dicho de otro modo: Berg habría perdido primero la vida y luego la cabeza; por ese orden. Y el cuervo graznó anunciando engaño. Todo esto hace pensar que Berg era desechable para su gobierno, pero útil para su propaganda. Tal vez fuera un agente secreto que no sólo sabía de las torturas en Irak, sino del 11-S, dada su relación nada casual con Zacarías Moussaoui. Ahora todo está en una tumba.
Definitivamente, la decapitación Nick Berg, de haberse realizado por los propios estadounidenses, significaría la automutilación y no precisamente de algo esencialmente abominable, sino como acción propagandística que busca ganarse la adhesión frente a las críticas de sus operaciones en Irak.

Dicho de otro modo: la muerte de Berg es un sacrificio ritual que busca reconducir una situación incontrolada, derramando la sangre de un individuo que aun siendo inocente, servirá para que la ira del mundo invierta su sentido y se dirija hacia el enemigo a batir, pretendiendo minimizar las consecuencias de un escándalo aireado a la luz pública, bajo la mirada atenta del padre del cuervo, Abu Ghraib.

(1)Palestine Media Watch, 15 de octubre de 2002.
(2)Estas informaciones, según el libro Crónica del siglo XX, Plaza & Janes editores, (1987), de donde está extraída la noticia de su publicación, ‘prueba fehacientemente la responsabilidad de Churchill y Roosevelt en la división de Europa’.
(3)Frase pronunciada el 7 de febrero de 2003. Entre otros medios aparece en el sitio www.jornada.unam.mx
(4)Artículo en la página dissidentvoice.org, 27 de marzo de 2004.
(5)Blix tendrá que soportar toda una campaña de desprestigio y difamación por parte de los medios de EEUU, algo a lo que Annan tampoco será ajeno posteriormente, cuando en septiembre de 2004 declare a la BBC que la guerra en Irak fue ilegal. El primero en levantar su voz en campaña de acoso y derribo contra el Secretario General de la ONU, fue un periodista sionista y pro-Bush, William Safire, quien redactaba discursos para Nixon y Ronnie Reagan. Pero Annan no está solo: setenta premios Nobel firman un manifiesto en su apoyo. No. Kissinger no estuvo entre ellos.
Los EEUU, por necesidad, buscan el desprestigio de la organización. Sobre la campaña de acoso y derribo de los EEUU (Pentágono, Casa Blanca y medios de comunicación) a la ONU véase el artículo de Joy Gordon y Scott Ritter, quien fuera inspector de armas (UNSCOM) de las Naciones Unidas desde 1991 hasta 1998, ‘EEUU hundió el programa “Petróleo por Alimentos” en connivencia con el Consejo de Seguridad de la ONU (rebelion.org, 26 de febrero de 2006)
(6)The Independent, traducido por J.M. Puig de la Bellacasa en La Vanguardia, 12 de mayo de 2004.
(7)‘Por qué es justificable el boicot económico a Israel’, artículo de Norman Finkelstein aparecido en rebelión.org (19-1-06), traducido por Felisa Sastre. Finkelstein dice: “Desde 1967”, informa Amnistía Internacional, “los servicios de seguridad israelíes torturan rutinariamente a los sospechosos políticos palestinos en los Territorios Ocupados”. B’Tselem (Centro Israelí de Información sobre Derechos Humanos en los Territorios Ocupados) ha comprobado que el 85% de los palestinos interrogados por los servicios de seguridad israelíes han sido sometidos a “tratos que constituyen tortura” mientras que, hace ya una década Human Right Watch estimaba que “el número de palestinos torturados o gravemente maltratados” era de “decenas de miles, un número que resulta especialmente significativo cuando se tiene en cuenta que el total de palestinos, varones adultos y adolescentes, en Cisjordania y Gaza, es inferior a los tres cuartos de millón (750.000)”. En 1987, Israel se había convertido en “el único país del mundo que había legalizado de hecho la tortura” (Amnistía Internacional). Aunque el Tribunal Supremo israelí parezca haber prohibido la tortura en un auto de 1999, el Comité Público Contra la Tortura en Israel informaba en 2003 de que las fuerzas de seguridad israelíes continuaban aplicando la tortura de forma “metódica y rutinaria”. En un estudio de B´Tselem de 2001, se documenta que las fuerzas de seguridad israelíes aplicaban –a menudo- “torturas graves” contra “palestinos menores de edad”.
(8)Entrevista de The World Today, 6 de marzo de 2006.
(9)Noticia aparecida en The Washington Post, BBC, CNN y Libertad Digital, 20 de septiembre de 2005.
(10)rebelión.org, 15 octubre de 2006, se hace eco de noticia aparecida en una página rusa, Mirror-World
(11)Eric Hobsbawm, ‘Historia del Siglo XX’ (Age of extremes, the short Twentieth century – 1914-1991), Editorial Crítica S.L. 1995.
(12)Bob Woodward, ‘Plan de Ataque’ (Plan of Attack),  Editorial Planeta, 2004.
(13)Amnistía Internacional (amnistiainternacional.org), comunicado del 3 de mayo de 2004. Otra ONG que se hace eco del estado de los derechos humanos en todo el mundo es Human Rights Watch (hrw.org/spanish), que en su informe anual, dado a conocer en enero de 2006, denuncia que los malos tratos y torturas constatados en EEUU obedecen a una demostrada estrategia perfectamente deliberada, oficializada y programada desde la cúpula gubernamental. La respuesta de la Casa Blanca no se hizo esperar y su portavoz, Scott McClellan, sacó pecho para decir que su país hace por la libertad y los derechos humanos más que ningún otro país del globo terráqueo.
(14)Entrevista que aparece nodo50.org/csca, 28 de mayo de 2004. Massey publicó sus experiencias en Cowboys del infierno, (2006), Ediciones Apóstrofe.
(15)Noticia aparecida en ambos diarios el 16 de mayo de 2004. 
(16)El Mundo, 14 de mayo de 2004.
(17)12 de mayo de 2004.

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