Sor Lucía dos Santos y Juan Pablo II son dos de los actores esenciales mencionados en Reflexiones sobre el Fenómeno Alienígena. Por cierto, ambos murieron en 2005, con dos meses de diferencia. Como primer apéndice del libro, aquí tenemos una síntesis del perfil del Papa, más allá de la implicación con los sucesos de Fátima. Además, hay abundante información sobre el carácter de la Iglesia que capitaneó durante muchos años, y de los escándalos de la misma.
El siguiente texto fue originalmente publicado en 2007
La
luz de un nuevo amanecer hace brillar la cúpula de la Basílica de San Pedro,
Roma. El espectacular edificio está ubicado donde estuvieran los jardines de la
madre del emperador Calígula. Éste construyó luego un circo que posteriormente
sirvió para los sádicos entretenimientos de Nerón. Precisamente allí dice la
tradición que San Pedro fue crucificado, exactamente donde hoy se alza uno de
los más de treinta altares que hay en la basílica...
A
la hora de justificar su propia existencia, la Iglesia Católica
se apoya en los evangelios, y más concretamente en las palabras de Cristo a su
discípulo Simón Pedro; palabras nada nítidas que han sido y seguirán siendo
motivo de controversia. De ahí la ignorancia o naturaleza perversa de quienes
siguen sosteniendo que la esencia de la iglesia es idéntica a la de la figura a
la que dicen representar.
Esa
tesis se defiende con firmeza el año 2000, desde la Declaración ‘Dominus Iesus’ sobre la Unidad
y la
Universalidad Salvífica de Jesucristo y de la Iglesia(1), en
la que se dice textualmente: ‘Cristo y la Iglesia no se pueden confundir, pero tampoco
separar, pues constituyen un único cuerpo, un ‘Cristo Total’ (...). La Iglesia , en el curso de
los siglos, ha proclamado y testimoniado con fidelidad el Evangelio de Jesús’.
¿Se puede ser más arrogante?
Al
margen de que no hay ninguna evidencia de que el ser sobre el cual basan su
religión, fundase o simplemente desease, todo el tinglado que hoy conocemos
como Iglesia Católica, incluso dejando de lado la mutación~imitación que de la
jerarquía del Imperio Romano ésta ha hecho -precisamente y no por casualidad en
Roma-, nos encontramos con que eso del Cristo Total no es solo una vergüenza y
una osadía, sino un invento de marketing muy bien diseñado para imponerse a las
masas.
El
Vaticano expone en Dominus Iesus que la Iglesia Católica
y Apostólica es la Única Esposa de Cristo, como si una multinacional religiosa
pudiera ser sinónimo de algo tan simbólico pero cargado de trascendencia como
la denominación Esposa de Cristo. Véase la usurpación de la verdadera Esposa de
Cristo, que es todo aquel o aquella que equipara la condición femenina a la
masculina, y la valora, la busca, la trabaja, en sí mismo y en el mundo que le
rodea.
Para
la jerarquía católica, según Dominus Iesus, los textos de las otras religiones
‘no pocas veces reflejan un destello de la verdad’, pero no olvidemos que la Verdad Absoluta es
aquella que se contiene en su libro sagrado, de la cual la Iglesia Católica
es su guardiana, mientras a su juicio, las demás confesiones contienen
‘lagunas, insuficiencias y errores’; la Católica es santa por derecho congénito.
Pero
he aquí que ahora como nunca antes, a la falsa Esposa de Cristo le ponen en
duda su virtud... En ese mismo año 2000, setenta y tres teólogos de 15 países
firman un manifiesto contra esta triunfalista y romanocentrista declaración
vaticana, y sobre la unicidad (recuerden el Anillo Único de Sauron) de la Iglesia Católica
como religión verdadera. Estos teólogos (entre los que están Hans Küng y Jon
Sobrino, figura indiscutible de la
Teología de la
Liberación ) arremeten contra Juan Pablo II y su entonces
principal teólogo y brazo ejecutor, el cardenal alemán Joseph Ratzinger
(después Benedicto XVI), acusándolos de exponer una tesis que retrocede a
tiempos ya lejanos. Justifican su manifiesto aludiendo a la pretensión vaticana
de identificar a Cristo con el catolicismo de manera exclusiva.
‘Algunas
expresiones de la
Declaración Dominus Iesus sobre la Unidad y la Universalidad Salvífica
de Jesucristo y de la Iglesia
nos parecen, cuando menos, discutibles desde el punto de vista doctrinal y
ciertamente ofensivas para las personas creyentes de otras religiones’,
escriben los teólogos.
Desde
la libertad que otorga la anulación del pensamiento religioso, el intermediario
entre el universo (cualquiera que sea su concepción metafísica de él) y uno
mismo, ya no es un ser humano al que llamamos pastor o padre, sino la noble voz
interior que cobra vida cada vez que caemos y nos levantamos, cada vez que
cometemos errores y los resolvemos, aprendiendo de ellos. La propia esencia
crística de cada ser humano es la que debe despertar y servir de monitor para
el aprendizaje y la evolución individual. Vamos, dicho de otro modo: Que cada
cual se construya su arca; que cada cual are su tierra con su propio
arado-conciencia, que ya está bien de seguir creyendo que somos ganado
necesitado de pastores.
Durante
estos últimos dos milenios la
Iglesia de Roma ha sido numerosas veces asociada a la Bestia y la Ramera descritas en el
libro Apocalipsis, y no sin razón. Los continuos reformadores que le iban
surgiendo al Papado hacían uso de estas interpretaciones para fortalecer sus
propias doctrinas, muchas de las cuales, ciertamente, eran más cercanas a la palabra
de Cristo que la defendida por la jerarquía de Roma.
En
esto coincido plenamente con el Reverendo James A. Wylie, protestante escocés
del siglo XIX que trabajó intensamente sobre este respecto, y que vivió su
larga vida propagando la verdad de que el Vicario de Cristo no es sino un
demoníaco usurpador de la Luz ,
una especie de senescal que vive de hablar del rey ausente, pero teme su
regreso.
Wylie,
cuya tesis -seguro- se cree ya superada, ponía un ejemplo muy ilustrativo y
para mí, válido: un ateo que se burla de la creencia en Cristo, que incluso
persigue a quienes se dicen cristianos, es acusado de ser el Anticristo, y por
ello comparece en un estrado ante un juez, y éste le pregunta ‘¿Quién eres tú?’,
‘¿Eres el que ocupa el lugar de Cristo bajo profesión de fe y con esa excusa
tratas de destruirlo?’. ‘¡No!’, responde el acusado, ¡Es verdad que odio a
Cristo y su evangelio, pero mi lucha es abierta y no me oculto! Ante la
franqueza del acusado, el juez no tiene más que decir sino: ‘Yo no veo pruebas
que confirmen la acusación que se te ha hecho, vete por tu camino. Tú no eres
el Anticristo.’
Durante
el período pontificio de Pío IX (1846-1878), el Papado pierde sus poderes
temporales. Los Estados Pontificios son anexionados por el Reino de Italia en
1870 con la oposición de Pío IX, quien también gozó del aprecio de Wojtyla
(Juan Pablo II), que lo beatificó en el año 2000.
Cuando
los Estados Pontificios, y finalmente la propia Roma, fueron incorporados a la Italia unificada, el Papa
Pío IX y otros Papas posteriores, se negaron a reconocer al gobierno italiano,
y mantuvieron su aislamiento en el palacio vaticano.
Aún
durante el pontificado de León XIII, concluido en 1903, el objetivo central de
su reinado fue la restauración de los territorios que antes le pertenecían.
Éste es el mismo Papa que publica en 1901 una encíclica que exhorta a los
creyentes a desalentar a los obreros de cualquier afán revolucionario o
sedicioso frente al poder establecido.
Su
continuador, Pío X, publica en 1906 una encíclica especialmente dirigida al
pueblo y clero de Francia, en la que denuncia con gran dureza las leyes
políticas que trataban de acabar con la influencia de su iglesia sobre los
poderes del estado galo. Tal debía ser la mentalidad absolutista y terrenal de
este pontífice, que cuando estalla la Primera Guerra Mundial, con el magnicidio de
Sarajevo (1914), se desmayó. Debió suponer que un nuevo mapa de Europa haría
definitivamente imposible la recuperación de las posesiones católicas.
Desde
1870 hasta 1929 los pontífices vaticanos se sentían y vivían prisioneros en el
Vaticano; hasta que llega un ángel salvador: Mussolini llega a un acuerdo con
Pío XI (Tratado de Letrán) que da forma al Vaticano como estado independiente
dentro de Roma. El Papa cedió en todas sus reivindicaciones territoriales, y a
su vez, el fascismo reconoce al Vaticano su independencia y al Papa como
gobernador absoluto. Italia entregó unos 88 millones de dólares en metálico,
como compensación económica; se dice, se comenta, se rumorea, que el propio Pío
XII tenían bajo su cama varios cofres repletos de este dinero.
Karol
Józef Wojtyla (Juan Pablo II)
Nacido
en Polonia el 18 de mayo de 1920, Wojtyla comenzó a perder miembros de su
familia desde muy joven, entre ellos un hermano mayor que murió en 1932.
El
pontífice Pablo VI nombra a Wojtyla Arzobispo de Cracovia en 1963, para
elevarlo, cuatro años más tarde, a la dignidad de Cardenal. Finalmente, es
Coronado Papa el 16 de octubre de 1978 como Juan Pablo II.
Wojtyla
había accedido al trono de Roma inesperadamente. Su antecesor, Juan Pablo I,
murió 33 días después de ser coronado. Albino Luciani es elegido el 26 de
agosto de 1978 con el nombre Juan Pablo I, y muere el 28 de septiembre del
mismo año. Es el primer Papa salido del Concilio Vaticano II, una asamblea que
aspiraba a renovar las anacrónicas bases de la Iglesia Católica.
Pablo
VI había fallecido el 6 de agosto de 1978. Veinte días después, en un breve
cónclave, Luciani es elegido Papa. La elección de Albino Luciani había estado
cargada de esperanza; auguraba, si no el retorno a las fuentes originales al
menos sí una nueva era de mayor transparencia y apertura. Pero como cada Bestia
tiene su propia agenda oculta, quizás la conspiración en forma de crimen se
paseó por los pasillos vaticanos. El recién elegido pontífice debía morir
inmediatamente. La mañana del 29 de septiembre (celebración del Día de los
Arcángeles) el pontífice es encontrado muerto en su cama, al parecer, con
papeles en sus manos. La hora de su muerte pudo ser poco antes de las cinco de
la madrugada, aunque el Vaticano dijo que había sido sobre las 11 de la noche.
El comunicado oficial afirma que la causa del fallecimiento fue un infarto
agudo de miocardio. No hubo autopsia, y si en verdad la hubo, al menos no se
hizo pública. A nadie le interesó que hubiera un examen anatómico del cadáver.
Según
no pocos investigadores, la muerte de Luciani fue debida a un asesinato, con el
fin de evitar la posible salida a la luz de las oscuras finanzas vaticanas, por
entonces relacionadas con la
Cosa Nostra. El periodista peruano Eric Frattini dice al
respecto en una entrevista concedida al diario La Razón en 2004: ‘Éste es otro
de los misterios que rodean al Vaticano. Primero como cardenal y después como
Papa, Albino Luciani (Juan Pablo I) estaba dispuesto a limpiar por completo
todas las mafias organizadas por Marcinkus con el visto bueno de Pablo VI. Tal
vez, él nunca se imaginó que Marcinkus utilizaba el IOR, (Istituto per la Opere di Religione) para
lavar dinero procedente de la
Mafia , del tráfico de armas, para pagar sobornos a
periodistas, con empresas fantasmas propiedad del Vaticano con sedes en
paraísos fiscales como Hong Kong, Luxemburgo, Bahamas, Barbados, etc. Luciani
se encontró con un poder financiero terrenal mayor que el poder divino, en el
interior de los muros del Vaticano. Aquello sin duda le costó la vida. Por
ejemplo tras el asesinato de Roberto Calvi por el ejecutor de la mafia, Flavio
Carboni, aparecieron muertas o ‘suicidadas’ 14 personas en once meses
relacionados con el IOR y el Vaticano. Nadie investigó y los tres jueces que
intentaron hacerlo, fueron asesinados.’
Monseñor
Paul C. Marcinkus fue ordendo obispo por el Papa Pablo VI, siendo
posteriormente, entre 1971 y 1989, el director del Instituto para las Obras
Religiosas (IOR), conocido como el Banco Vaticano, bajo el cual están las
finanzas de la Santa Sede.
En 1982 se le vincula con el colapso del Banco Ambrosiano (por un valor de
5.000 millones de dólares), a razón de operaciones sucias de blanqueo de dinero
proveniente de la mafia.
Gracias
a su inmunidad diplomática, Marcinkus nunca fue juzgado, mientras que los otros
implicados, el banquero Michel Sindona (también implicado en la ocultación de
nazis) y el director del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, fueron asesinados. El
primero murió en la cárcel –en una celda de máxima seguridad- en 1986, después
de tomarse un café con cianuro. A Calvi, el Banquero de Dios, lo suicidaron en
Londres, en un crimen teñido de ritual; el 18 de junio de 1982 apareció colgado
del puente de Blackfriars (que significa Dominicos, pero etimológicamente
vendría a decir ‘hermanos negros’), junto a pedazos de ladrillos (posible
símbolo masón) y monedas (símbolo de la traición de Judas). Una posterior
exhumación de sus restos confirmó en 1992 que el Banquero de Dios fue
asesinado, reabriéndose el caso por la Policía de Londres en 2003.
El
periodista David Yallop, en su libro En el nombre de Dios, vincula a Marcinkus
con un supuesto complot para acabar con la vida de Juan Pablo I, precisamente
por las mismas causas expuestas por Eric Frattini. Definitivamente, Juan Pablo
I quitar a Marcinkus del control financiero de la IOR.
Desde
1991 hasta su muerte en febrero de 2006, Marcinkus vivió felizmente en Sun
City, Arizona, y aunque se había visto implicado en un escándalo de tráfico
ilegal de oro, su existencia pasó relajadamente, oficiando misas, bebiendo
bourbon, jugando al golf, y disfrutando de una valiosa mansión de su propiedad.
Así da gusto servir a Dios.
Según
un artículo de prensa, disponible en la página web de la organización Red Voltaire, firmado por Jonathan Levy y Thomas Dewey Easton, ambos abogados de la
Corte Federal de San Francisco (EEUU), ‘El Banco del Vaticano es una de las
diez principales plazas financieras y bancarias más frecuentemente utilizadas
para el blanqueo de dinero. Según una fuente internacional bien informada, el
Vaticano es la principal destinación de más de 55 mil millones de dólares de
dinero sucio italiano, colocándose de este modo en la octava posición de los
destinos más utilizadas a través del mundo para el blanqueo del dinero sucio,
muy por delante de los paraísos fiscales como las Bahamas, la Suiza o el Liechtenstein.’
Conviene
saber que el Vaticano posee una legislación en asuntos económicos que veta toda
posibilidad de hallar el origen de los fondos depositados en su banca, cuyo
máximo control reside en el Papa. Dicen Levy y Dewey, y cito, ‘Se puede deducir
que el Banco del Vaticano utiliza la imagen positiva que tiene el Papa Juan
Pablo II para cubrir una operación de blanqueo de dinero de gran envergadura.
El Banco del Vaticano ya ha sido acusado en el pasado de albergar fondos
expoliados por los Nazis y es actualmente sospechado de entretener lazos con el
crimen organizado, en consecuencia todo parece indicar que el momento en que
tendrá que rendir cuentas no está muy lejos. Las pruebas se acumulan y tienden
a demostrar que las actividades del banco se asemejan más a actos de piratería
que a de obras de caridad.’
¿Fue
Albino Luciani víctima de una conspiración palaciega? Hoy por hoy sólo hay
sospechas, ciertos indicios, dudas sobre la versión oficial. Puede ser, como se
ha dicho, que Luciani fuese el Candidato de Dios, pero lo cierto es que aquel
cadenal polaco que se sentó frente a él en el cónclave que lo eligió Papa, lo
eclipsó por completo. A decir verdad, Karol Wojtyla, escenógrafo y maestro en
el control de la imagen, fue capaz de eclipsar al propio Cristo y su mensaje.
1978
- 2005
El
timón de la Barca
de Pedro, por decirlo de una manera hermosa, ha estado dirigido por Juan Pablo
II durante casi tres décadas, en las que el conservadurismo ha sido la nota
dominante. Su inesperado ascenso al poder no significa otra cosa que el giro
hacia el ayer, el tren que se dejó pasar (simbolizado en el Concilio Vaticano
II), la cita con una redención de la
Iglesia que, definitivamente, apuesta por reivindicar su rol
compartido de Bestia Segunda.
En
los años ochenta, junto a Reagan y Poppy Bush, Juan Pablo II diseña la reestructuración
del mundo, a través de la caída de la Unión Soviética ;
promueve la caída del comunismo, cuyas sociedades serían luego engullidas por
el capitalismo. Paralizó, con la inestimable ayuda del inquisidor Ratzinger, el
legado del Concilio Vaticano II, y combatió la Teología de la Liberación en
Suramérica, hasta el punto de reprender y humillar a sus promotores en público,
como fue el caso del sacerdote Ernesto Cardenal… ¿Se acuerda alguien en el
Vaticano de Monseñor Romero? Comprenderá el lector qué poco me importan los
santos, pero Wojtyla canonizó más santos que todos sus predecesores juntos y,
sin embargo, no tuvo un lugar para un verdadero mártir, como lo fue Monseñor
Romero.
Óscar Arnulfo Romero fue asesinado mientras oficiaba misa, por oficiales del
ultraderechista ejército de El Salvador. Romero se había erigido en el defensor
de los más desfavorecidos, los indígenas, los pobres campesinos. Roma quedó más
tranquila sin la molesta presencia del arzobispo que sabía que su vida corría
peligro, y prefirió no callar las injusticias.
Tal
como cita el teólogo y sacerdote católico suizo Hans Küng, ‘Concilio Vaticano
II ha sido sustituido por el imperialismo romano, que quiere dominarlo todo’.
Küng, que tiene prohibido por el Vaticano ejercer la enseñanza, viajó en
noviembre de 2003 a
Madrid y Barcelona para presentar un libro, y allí criticó la presencia del
Opus Dei dentro de la Iglesia ,
la discriminación de que son objeto los homosexuales por parte de Roma, y el
nulo papel de la mujer dentro de la institución.
La
tesis de Küng defiende que ‘el Papa debe ser siervo de los siervos y no señor
de los señores’, como sucede actualmente. Palabras de este hombre que no
pudieron ser escuchadas en ninguna iglesia de Barcelona, pues el cardenal
arzobispo de la Ciudad
Condal se lo ha prohibido.
Küng
ya había sido noticia en febrero de 1975, cuando el Vaticano lo riñió por las
tesis que enseñaba en la
Universidad de Tubinga, Alemania. Cuatro años después, el
teólogo vería como el permiso de enseñanza le era retirado por sus superiores
eclesiásticos.
En
1985, precisamente en mayo, el Vaticano publica un comunicado en el que se
anuncia la prohibición expresa al teólogo brasileño Leonardo Boff, para
expresar sus ideas sobre la
Teología de la
Liberación (a la que Roma acusa de ‘tergiversar el evangelio
y de promover enemistad y violencia’), doctrina de la que es uno de sus
creadores. El Vaticano le ha obligado a un ‘período de silencio’ que conlleve
una ‘seria reflexión’. Y es que el tándem Wojtyla-Ratzinger fue claramente
contrario a que los religiosos latinoamericanos replicaran a los dictadores y
sus injusticias. El polaco quería que sus funcionarios fueran obedientes y
dóciles a sus dictados, que incluye ser compasivo con gente de la calaña de
Augusto Pinochet. El elegido para dar a conocer al mundo el nombre del nuevo
pontífice, tras la muerte de Juan Pablo II, es el nuevo Cardenal Jorge Arturo
Medina Estévez, un latino experto en exorcismos que reconoció rezar por el dolor que Augusto Pinochet vivió cuando estaba detenido en Londres sin poder regresar a Chile.
Medina medió para que el dictador regresase a casa, y lo logró.
Joseph Ratzinger(2), la conservadora mente doctrinal en quien Juan Pablo II confió
desde 1981 hasta su muerte, se propuso –personalmente- que la Teología de la Liberación se
asfixiara, y parece haberlo logrado, al menos temporalmente. Es una verdadera
contradicción que Wojtyla ejerciera en sus años polacos una activa resistencia
contra el comunismo, y que sin embargo, aun conociendo de primera mano la
brutal acción del capitalismo en Suramérica, haya mandado a callar a quienes
vistiendo traje sacerdotal ejercen la defensa de los más oprimidos. Como dije
antes, Wojtyla llegó a reprender en público a uno de los máximos exponentes de
esta doctrina viva y necesaria, Ernesto Cardenal. Fue en Nicaragua, 1983,
cuando el sacerdote, arrodillado ante su jefe, escuchó la retahíla de
amonestaciones que lo definían como un verdadero apóstata a los ojos del
Vaticano.
Tal
vez la respuesta a la contradictoria actitud de Wojtyla haya que buscarla en la
ausencia de competidores religiosos que la Iglesia Católica
ha tenido en su Polonia natal, todo lo contrario de lo que acontece en
Latinoamérica, donde el ganado corre el riesgo de irse a la cabaña de los
siempre atentos, musicales y milagreros evangelistas.
Una
Iglesia Católica en intransigente lucha por la ‘defensa a la vida desde la
concepción’, sin ver que a quienes se lo exige, son mujeres que, en la mayoría
de los casos, viven en medio de penalidades económicas todos los días, mientras
que aquel que habla en nombre de Dios lo tiene todo y no tiene ningún tipo de
preocupación material. Una vez más se juega con la culpabilidad y el miedo a la
condenación, para someter las voluntades de otros, no las propias.
Al
servicio de su graciosa Santidad
Nino
Lo Bello, quien fuera corresponsal del Herald Tribune en Italia, afirma que la Santa Sede poseía la
más efectiva y extensa red de espionaje del mundo. Una red conocida con el
nombre de Sodalitium Pianum (cuyo símbolo era un abeto), formada por Pío XII a
comienzos del siglo XX, que ya no existe como tal, aunque se supone ‘reciclada’
en alguna otra organización secreta...
El
escritor Jesús Ynfante dice sobre Sodalitium Pianum(3): ‘Fue una organización
secreta nacida en el seno de la Iglesia Católica para combatir el progreso y la
democracia. Estos católicos integristas, que gozaron de una completa tolerancia
e incluso complicidad del Vaticano, eran acérrimos defensores de la integridad
de la doctrina católica y de la autoridad y jerarquías romanas’.
De
Sodalitium Pianum bebería el megalómano Escrivá de Balaguer para fundar las
bases del Opus Dei (Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y del Opus
Dei). De hecho, menos de siete años separan la disolución oficial de S. Pianum,
de la creación del Opus Dei en 1928.
Sobre
la relación entre el Vaticano y España hay dos palabras que sobresalen por
encima de la Inquisición ,
e incluso por encima del concordato entre los dos estados (un privilegio para
el catolicismo en un país laico), y estas son: Opus Dei, que significa ‘La Obra de Dios’. Se trata de
una secta dentro de la misma Iglesia Católica, que nace de manos de un
sacerdote aragonés llamado José María Escrivá de Balaguer. El Opus propugna el
ascenso a la santidad a través del trabajo... a modo de extensa y densa red de
contactos con los estamentos más elevados del control material.
Siempre
ascendente en el camino del poder, el Opus Dei trabaja para fundir los centros
de poder estatal con la esencia religiosa de sus adeptos, tal como ocurriera en
los gobiernos finales de la dictadura del General Franco.
En
la carta enviada por Escrivá de Balaguer el 23 de mayo de 1958 al General
Franco, el sacerdote dice lo siguiente(4): ‘Aunque apartado de toda actividad
política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español,
de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que "la Nación española considera
como timbre de honor el acatamiento a la
Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia
Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la
conciencia nacional que inspirará su legislación". En la fidelidad a la
tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la
bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía
de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera
paz en el seno de la comunidad nacional. Pido a Dios Nuestro Señor que colme a
Vuestra Excelencia de toda suerte de venturas y le depare gracia abundante en el
desempeño de la alta misión que tiene confiada.’
El
Opus Dei se convierte en prelatura personal (agrupación religiosa católica con
caracteristicas peculiares) gracias a Juan Pablo II en 1982, coincidiendo con
el escándalo del Banco Ambrosiano. Tal fue la afinidad del anterior Papa hacia
el Padre Escrivá, que lo beatificó el 17 de mayo de 1992... Sí, otra vez el mes
de mayo, el mes de María según los católicos, pero hay más... la beatificación
de Escrivá se produce un día antes del cumpleaños de Juan Pablo II. La razón de
que no se lograse coincidir las dos efemérides reside en que el acto de
beatificación debía ser realizado en domingo y el 72 aniversario del Wojtyla
cayó un lunes. De no ser por eso las dos celebraciones se habrían fundido en
una misma jornada.
Cardenal
Bernard Francis Law
En
el año 2002 salen a la luz pública los escándalos de pederastia de la Iglesia Católica americana. Juan Pablo II ni expulsa a los violadores que visten sotanas y
ocupan sillones de poder, ni los excomulga. La desvergüenza está servida, pero
las élites lo silencian en la medida de lo posible.
El
arzobispado de Boston (notablemente rico en patrimonio inmobiliario) fue
condenado a pagar indemnizaciones a las víctimas. A un grupo de 540 afectados
se les debe abonar 153.000 dólares, mientras que a un segundo grupo de 88
víctimas se les dará una indemnización media de 75.000 dólares.
La
primera consecuencia del escándalo fue que el propio Arzobispo, Cardenal Bernard Law, máximo representante católico en el país (donde hay unos 65
millones de católicos), hubo de dimitir por haber encubierto -durante décadas-
los abusos de numerosos subordinados suyos. Después vino el cierre de más de
cincuenta iglesias de la archidiócesis.
El
Cardenal Law, según el Boston Globe (2002), fue advertido en 1989 sobre los
abusos sexuales que padecían varios hermanos pertenecientes a la parroquia del
sacerdote Joseph E. Birmingham. Uno de los afectados se entrevistó con el
cardenal, quien tras ser informado colocó sus manos sobre él y le ordenó –bajo
secreto de confesión- no revelar semejante asunto a nadie. Más de cincuenta
hombres acusaron a Birmingham de haber sufrido sus abusos sexuales. Y aun hoy,
más de quince años después de su fallecimiento, la Archidiócesis de
Boston sigue recibiendo acusaciones contra él.
En
marzo de 2006 sale a la luz otra acusación de pedofilia en la Iglesia Católica
estadounidense. William Skylstad, Presidente de la Conferencia Episcopal
(USCCB) es acusado por una mujer de abusos sexuales cuarenta años atrás.
Skylstad ha negado las acusaciones, por supuesto. Otros dos casos reseñables
son los de Paul Shanley y John Geogham (supuesto abusador de más de 150
menores), al que el Cardenal Law despidió con cariño, y que sería asesinado en
la cárcel en 2003.
Pero
no es preciso ir muy lejos para advertir la indecencia de jerarcas de semejante
calaña. Febrero de 2006, Igualada, municipio de la provincia de Barcelona,
tiene unos treinta y tres mil habitantes, entre los que se encuentra el
párroco, Gregorio S., un individuo que ese mismo febrero fue condenado a dos
años de cárcel (no tiene antencedentes penales, no la pisará) por haber abusado
sexualmente de una deficiente mental de 24 años. La sentencia prohibe al
sacerdote acercarse a su víctima, a la que deberá indemnizar con quince mil
euros. Además, el condenado está siendo investigado por otras posibles
violaciones a niñas a las que impartía religión.
Cuando
en 2003 Román Casanova fue electo para ocupar el despacho de la diócesis de Vic
(de la que depende Igualada), era el obispo más joven de España, sólo cuarenta
y seis años, y seguro que no imaginaba la decisión que habría de tomar tres
años después. Cuando Gregorio S. fue condenado por la justicia, Casanova
lamentó ‘profundamente el escándalo’ provocado, pero el degenerado con sotana
seguirá siendo sacerdote. El obispo es tan comprensivo que acepta retirar de la
circulación pública a su presbítero, que realizará sus tareas eclesiales de
puertas para dentro, en despachos o conventos. Romá Casanova entiende que tiene
‘el deber de ayudar humana y espiritualmente a las personas implicadas, y a
promover entre ellas el perdón y la reconciliación’. Por su parte, el condenado
presentará recurso… Increíble, pero cierto.
En
relación a los abusos sistemáticos que se han producido en diversas diócesis de
Boston, queda mucho por decir y hacer. Sin embargo, y esto no debe de
sorprender a nadie, la posición cardenalicia de Bernard Law no se verá
afectada, pues se trata de un cargo vitalicio, por lo que todavía fue candidato
a suceder a Juan Pablo II.
Si
todo esto es ya de por sí escandaloso, aun falta lo mejor, ya que en mayo de
2004, Wojtyla premia a Law poniéndolo al frente, como rector, de la basílica
Santa María La Mayor ,
una de las cinco grandes y ancianas basílicas de la Ciudad Eterna.
Simplemente provocador; pero no a juicio de Law, que cuando recibió la noticia
de su nuevo destino dijo: ‘Estoy muy contento, esto es muy bonito’. Tan
contento, seguro, como cuando ofició la misa del día 11 de abril de 2005 por el
alma de Juan Pablo II. Semejante distinción a Law fue decidida por la Curia Vaticana , que permitió
que presidiera una de aquellas nueve misas de duelo. Hubo duras críticas por
parte de la ‘Red de supervivientes de los acosados por sacerdotes’, pero qué
más da eso, Law es un abnegado siervo de Dios…
Según
la Agencia EFE ,
el escándalo de abusos sexuales involucra a más de 1.200 sacerdotes católicos
en EEUU, abarcando a 161 archidiócesis de un total de 177.
Este
notable elemento llamado Bernard Law fue uno de los hombres predilectos de Wojtyla,
nació en 1931 y cursó estudios en Harvard. Bernard Law, encubridor de
violadores de niños; Karol Joseph Wojtyla, protector, cómplice benefactor de
Bernard Law.
Juan
Pablo II pasará a la historia de los hombres como el Papa viajero, el
fabricante de santos, el pacífico, el anciano que provocaba la compasión
general, pero he aquí que aquello que menos se ha hablado, aquel minúsculo
escándalo de pederastia, es el que determina para qué equipo jugaba. Poco
importa (al menos a mí) el diálogo ecuménico entre iglesias, su voz contra la
guerra de Irak (hasta feo estaría que no hubiese protestado), su rostro de
abuelo adorable. Porque Wojtyla rogaba a su dios y con el mismo ruego desoía a
las víctimas sexuales de sus empleados, al superior de los cuales hizo rector
de una basílica… Ya lo dice el dicho popular: el diablo está en los detalles…
(1)Documento
de la Congregación
para la Doctrina
de la Fe , con
fecha del 6 de agosto de 2000, coincidiendo con el aniversario de la
destrucción sobre Hiroshima, evento que identificamos como uno de los indicios
que hacían de EEUU la representación de la Bestia Segunda. Si
el lector desea sorprenderse con la acumulación de presunciones que recoge este
documento, le invito a leerlo en su totalidad en la siguiente página web: www.vatican.va/index.htm
(2)El
Sumo Pontífice, Joseph Ratzinger, tiene incluso un club de fan, cuya página web
vende -por un módico precio- variados objetos con su imagen que reflejan su
admiración por él, como pegatinas, pins, camisetas, gorras, etc.
(3)Jesús
Ynfante, La prodigiosa aventura del Opus Dei. Génesis y desarrollo de la Santa Mafia , Editorial
Ruedo Ibérico, París, 1970. Puede ser consultada en www.opuslibros.com,
(4)Esta
misiva conserva una copia en la Fundación Nacional Francisco Franco, Madrid.
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