Dallas, 22 de noviembre de 1963
En el discurso de su fin de
mandato el Presidente Dwight Eisenhower advertía(1) que el mayor riesgo al que se exponían los americanos
era el poder omnívoro del complejo económico militar: ‘En los consejos de gobierno debemos precavernos de la adquisición de
una influencia ilegítima, ya sea buscada o no, del complejo militar e
industrial. Existe y persistirá el riesgo de un trágico desarrollo de un
poder usurpado’. ¿Dijo poder
usurpado? ¿JFK asesinado en Dallas? ¿Neoconservadores tras el 11-S?
¿Por qué Dallas –en términos simbólicos-
como escenario para acabar con Kennedy? Tal vez la respuesta esté en que Dallas
es la capital del petróleo,
imagen de la energía que las bestias más adoran, pues su mundo industrial y
tecnológico se sostiene gracias a él. De hecho, EEUU consume un 25 % de la
producción mundial.
El asesinato de John F. Kennedy… El magnicidio de Dallas sigue siendo un apasionante hormiguero de misterio, así como un relevante punto de conjura política. Sin la muerte violenta de aquel idealizado gobernante, es posible que hoy las mentes de la población civil fueran aún menos perspicaces y más dóciles, pues desde aquel 22 de noviembre de 1963 se renovó la creencia veraz de que el poder y la política se fraguan en cuartos oscuros, y no a la vista del resto del mundo.
En 1979 una Comisión del Congreso
de Estados Unidos, la denominada HSCA, concluyó que “probablemente JFK fue asesinado como resultado de una conspiración”.
El comité investigador asume su incapacidad para identificar la naturaleza de
dicho complot.
¿Será cierto, como se dice, que Prescott
Bush (abuelo de George W. Bush) almorzaba en Dallas aquel preciso instante de
noviembre de 1963 con el director de la
CIA , Allen Dulles? ¿Es cierto que tambien George Herbert Bush
(papá de W) estaba en el escenario del crimen, y que era amigo de George De
Mohrenschildt(2), el mejor
amigo de Lee Harvey Oswald, supuesto asesino de JFK? Quizás no haya nunca una
respuesta.
No está de más decir que el alcalde de Dallas
era Earle Cabell, ni más ni menos, que el hermano de la mano derecha de Allen
Dulles en la CIA. Cuando
Dulles fue cesado de la dirección de la Agencia por Kennedy, el General Charles Cabell
también lo fue. El alcalde Cabell –supuestamente- cambió el recorrido de la
comitiva del presidente, haciendo que ésta tomase el curso donde le esperaba la
muerte.
Para muchos, Lyndon B. Johnson
fue el sospechoso beneficiario de lo ocurrido aquel día en Elm Street, Dallas,
pero desde hace décadas duerme en paz. Mientras Kennedy -supuestamente-
preparaba la salida de los soldados del conflicto vietnamita, su
vice-presidente (Johnson), nada más tomar el cetro del poder decidió que ni un
solo hombre se movería de Asia.
En octubre de 2003 se publican
nuevos datos sobre la conspiración contra Kennedy, en el libro de William
Reymond y Billie Sol Estes, JFK, El
Último Testigo, en el que apuntan al vicepresidente Johnson (nacido en
Texas) como el conspirador que se decidió a llevar a cabo la muerte del
presidente para así salvar los intereses petrolíferos de Texas. Sea como fuere,
la verdad del magnicidio estuvo en sus manos, en las de Prescott Bush y su hijo
George Herbert (apodado Poppy), en
las de Richard Nixon (quien
por cierto, también estuvo en Dallas aquel 22 de noviembre, casi me olvido),
y en las de los dos talentosos hermanos Dulles.
Lo que sí puede afirmarse sin
ningún género de dudas, es que al menos desde la desaparición de J.F.K, el
control de las élites económico-militares de los EEUU ha estado en alza,
imperando de gobierno en gobierno.
El talento de los hermanos Dulles
El 25 de mayo de 1947 nace la CIA (Agencia Central de Inteligencia) a través del ‘Acta de Seguridad
Nacional’. Ha sido directamente promovida por el Secretario de Estado, John
Foster Dulles, hombre de confianza del presidente Eisenhower, y uno de los
creadores intelectuales de la
Guerra Fría ; entre
sus hitos está la organización de
acciones ilegales en Guatemala, Irán y Líbano.
Tal era el poder de John Dulles,
que a juicio del propio Winston Churchill, Eisenhower era un soldado mientras ‘que Dulles es quien manda’(3).
La dirección de la recién creada
CIA recae en su hermano mayor, Allen Dulles, quien luego sería destituido por
John F. Kennedy a causa del escándalo de Bahía de Cochinos, Cuba. La acción
planificada contra Castro pretendía provocar una guerra que facilitara su
derrocamiento y el regreso del poder industrial estadounidense a la isla;
corporaciones industriales en las que -por supuesto- los hermanos Dulles tenían
generosa participación.
Pero no sólo ha logrado hacerse
un meritorio hueco en los anales políticos: John Foster Dulles es ni más ni
menos que el padre del cardenal Avery Dulles, decano de los teólogos católicos
de EEUU. Antes de ser nombrado cardenal por Juan Pablo II en 2001, Avery Dulles
era teólogo jesuita que ejercía de profesor en la Universidad Fordham
de Nueva York y en la
Universidad Católica de América, en Washington.
John Foster Dulles sabía de los
entresijos eclesiásticos antes que su hijo Avery. El padre de los dos hermanos Dulles
era el Reverendo Allen Macy Dulles, teólogo de la Iglesia Presbiteriana
de la ciudad de Watertown, Nueva York, donde nacerían sus hijos John y Allen.
Además, John Foster colaboraría
posteriormente en asuntos turbios con el Cardenal Francis J. Spellman, Obispo
auxiliar de Boston, Vicario General de las Fuerzas Armadas de los EEUU y
Arzobispo de Nueva York. Como no podía ser de otro modo, Avery, el hijo de John
Foster, fue ordenado sacerdote –precisamente- por el ultraconservador Francis
J. Spellman, apodado el ‘Papa americano’, amigo íntimo de Pío XII, y aliado
fiel de la CIA y
el FBI en la lucha contra el comunismo. Su apoyo a la intervención armada en
Vietnam fue inspiradora para las élites del Pentágono, hasta tal punto que la
contienda bélica fue bautizada por los opositores pacifistas como ‘la guerra de
Spellman’.
Allen Dulles, el hermano de John,
es todo un personaje central de la conspiración. Leal amigo y socio de Prescott
Bush (a quien Richard
Nixon reconoce como su mentor político), el señor Dulles sería nombrado
por el presidente Lyndon B. Johnson miembro de la Comisión
Warren , encargada de investigar la muerte de JFK, el
presidente que lo había cesado en su puesto y con el que estaba enfrentado...
Naturalmente, las conclusiones de la comisión no podían ser otras que las ya
conocidas.
El currículo vital de Allen es
extenso: abogado de Rockefeller, director de la CIA , compadre de George Herbert Bush… fue el encargado de volver a emplear a los
criminales nazis en tierras norteamericanas. Las industrias químicas, aeronáutica,
nuclear -entre otras-, precisaban de aquellos honorables alemanes para
convertir a EEUU en el imperio definitivo, para lo cual primero había que poner
a los soviéticos de rodillas.
El prolífico Allen Dulles sería quien habría
logrado -por medio de su yerno- ocultar el pasado nazi del honorable amigo de Arnold Schwarzenegger, Kurt Waldheim, quien fuera el
máximo representante de la ONU
y Presidente de Austria (1986-1992).
El reclutamiento de Allen Dulles dio sus
frutos: más de ochocientos nazis cruzaron la frontera de su generosa mano.
Ejemplo de ello es Werner von Braun, nacido en el seno de una aristocrática familia prusiana, que se unió al
partido nazi en 1938 y fue el creador del arma destructiva ‘V2’, alguna de las
cuales impactaría en las calles londinenses durante la Segunda Guerra
Mundial.
Más que un nacionalsocialista convencido, von
Braun era un oportunista que se acercaba al fuego que más calentase, llegando a
ser el Director del Centro de Viajes
Espaciales Marshall de la
NASA. Sus éxitos en EEUU no habrían sido tales de no haber
contado con el apoyo de Walt Disney, con quien trabajó en tres películas de
televisión sobre los viajes espaciales.
Aquel soporte por parte del mago del cine era
lo esperable. Disney –máximo icono de la cultura estadounidense- era militante
de extrema derecha, soplón anticomunista (fue miembro informante del FBI y uno
de los testigos de la caza de brujas emprendida
por el paranoico senador McCarthy allá por 1947) y amiguete del Presidente
Harry Truman.
(1)17 de enero de 1961.
(2)De Mohrenschildt había
nacido en Rusia, escapado de Siberia, y emigrado a EEUU en 1938. Supuesto
filonazi, comienza a trabajar en 1939 para una de las empresas petroleras
Prescott Bush. Posteriormente se traslada a vivir a Dallas, donde conoce
intensamente a Oswald. Es encontrado muerto en 1977, aparentemente por
suicidio. Datos de wikipedia.org
(3)Lord Moran, Winston Churchill, Memorias de su médico,
Editorial Taurus, (1967).
https://www.elespanol.com/cultura/20200625/enigmatica-marilyn-truman-capote-palamos-aparecer-muerta/500200494_0.html
ResponderEliminarLa enigmática carta que Marilyn envió a Truman Capote a Palamós 11 días antes de aparecer muerta
El coleccionista catalán y experto en Marilyn Frederic Cabanas publica en un libro una misiva presuntamente inédita en la que el mito rubio habla de su amor con Kennedy y de sus malos presagios.
25 junio, 2020
“Te escribo esta carta en auténtico estado de desesperación”, arranca la confesión a Capote. Más adelante cuenta que se siente “como la mosca en medio de la red: alrededor de mí hay grandes arañas, esperando para desgarrarme, amenazándome…”. Habla también de su fascinación por el entonces presidente de EEUU: “Cuando le conocí, quedé absolutamente impactada por su carisma y nos enamoramos. Me ha dicho muchas veces que quiere casarse conmigo. Yo le hago reír y olvidar sus problemas”, lanza. “Le quiero mucho y él es feliz conmigo. Su mujer no es nada más que un objeto que le da prestigio, pero es fría, anodina y aburrida”.