Reflexión de noviembre 2018
¿Reciclamos nosotros o lo
hace el Universo?
Punto de Partida
Existe un fenómeno inteligente, parasitario (del que somos hospedadores), elusivo,
tecnológicamente más avanzado que nuestra civilización, de naturaleza
psicopática, que interviene desde tiempo inmemorial sobre nuestro mundo,
creando Sistemas de Creencias en torno a los cuales los humanos, siglo tras
siglo, nos hemos organizado. Siendo así, nuestras sociedades se estructuran,
hasta la médula, psicopática y piramidalmente, siendo, por tanto, antinaturales
e involutivas. Sin embargo, dentro de dichos conjuntos existen humanos que
aspiran a romper (dentro, en la psique, y fuera) con las conductas psicopáticas
que nos rigen. Para éstos, su único faro o norte es la empática e inteligente conciencia individual, lo que los convierte
en disidentes a doblegar. Para ellos van estas reflexiones sobre los tiempos
actuales.
Escenarios confluyentes
Ascenso del fascismo y
descomposición social. Cambio Climático
Terrestre (CCT).
El CCT que pone en riesgo la
supervivencia del ser humano. Aquí la primera parada: ¿Merece la pena la
contribución al precepto “Salvemos el planeta” cuando el foco redentor se ha
colocado exclusivamente en este
escenario y no en la sangrante naturaleza involutiva con la que se estructuran
nuestras sociedades? Mi respuesta es no. Y aquí la reflexión se torna declaración
de principios: a conciencia, aunque siento respeto por quienes sí lo hacen, me
abstengo de la lucha que propone la salvación de lo que sea si antes no pasa
por el cuestionamiento –desde sus fundamentos- del cómo nos organizamos como
humanidad. Conscientemente, renuncio a cargar con la culpabilidad individual
que me asigna el conjunto. En síntesis: no contribuiré a perpetuar esta farsa
de civilización que pretende su absolución poniendo el foco en un objetivo
irrealizable desde el comienzo. O, ¿tal vez, el objetivo no es salvar nada,
sino evitar que la mirada inquisitiva se ponga donde realmente sería peligrosa?
¿Es el sentimiento de culpa que hemos interiorizado en las dos últimas décadas,
una forma de control que nos hace partícipes de un bando concreto entre diferentes
élites de poder?
Lo que la industria militar,
por ejemplo, destruye del medio ambiente, eclipsa cualquier esfuerzo de la
sociedad de a pie por no contribuir a esa degradación. Y, sin embargo, soy yo
(y no la industria militar) quien casi
se siente culpable de vivir y respirar en este mundo material. Me siento
pecador. Pero, ¿y si salgo por un instante de la nube de culpa que nubla mi
razón? Entonces, pienso.
¿Cambio Climático Cósmico?
¿Y si, aun asumiendo que el
CCT es, en parte, provocado por la mano del ser humano, estuviésemos ante un
Cambio Climático Cósmico (CCC) que estaría afectando, como mínimo, al Sistema
Solar que habitamos? No pocos estudios van en esa dirección.
Regresando a la descripción
de nuestro mundo que hice en el punto de partida, ¿cómo estaría afectando a los
parásitos (hipotéticos habitantes de una dimensión paralela a la nuestra,
pudiendo ellos acceder a la nuestra pero no a la inversa) este cambio en la
climatología, tanto si es sólo terrestre como si afecta a todo el Sistema
Solar?
Si hablásemos de un CCC, ¿es
éste una expresión visible del propio universo evolutivo que, de forma natural,
estaría “reciclando”, combatiendo así experiencias involutivas como la nuestra,
que no se ajustan a los principios básicos de la evolución? Si así fuera, hacer
recaer el pecado antiecologista en los esclavos de la base de la pirámide
social de dominación (en lugar de la cúspide psicopática) sería una astuta
maniobra de distracción para las psiques; una construcción mental, un Sistema
de Creencias que no busca la salvación de nada, ni humanidad ni planeta, salvo
de la propia pirámide, insisto, de naturaleza psicopática. Si así fuese, el
Cambio Climático actual funcionaría como un mecanismo de finiquito de la granja
(en manos de parásitos, pero sustentada por nuestra ignorancia sobre ellos),
poniéndonos contra la pared.
Ante este preámbulo del
Apocalipsis (Lucas 21:11 y 21:25), me
pregunto cómo ha de estar afectando el Cambio Climático a los parásitos y su
mundo. ¿Se acaba el tiempo para nosotros
o, habiendo entendido mal, con los oídos del pecador, es contra ellos que corre
el reloj? ¿Trae este Cambio Climático una mayor percepción por nuestra
parte, de la existencia y actividades de los parásitos? ¿Está el Cambio Climático propiciando que las fronteras entre nuestros dos mundos se estén
difuminando como sugieren los cada vez más habituales avistamientos (OVNI)
asociados a fenómenos meteorológicos terrestres?
Abramos los ojos y
observemos. Parece que, en el fondo, todo esto sí que va de reciclaje: Las
almas de noble madera a un espacio, los vulgares e invasivos plásticos a otro.
Espero.
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