domingo, 1 de mayo de 2016

NIVEL HUMANO: Robando la humanidad al hombre


El siguiente texto es una serie de extractos del capítulo primero de una obra de Brzezinski Zbigniew, un criminal de tomo y lomo, uno de los hombres en la sombra de Obama. Escribió ‘La Era Tecnotrónica’ en 1970, expresando algunas claves sobre Ingeniería Social. Mis comentarios están en azul. Los números entre paréntesis son la página de la cual está tomado el fragmento.


La Era Tecnotrónica
Brzezinski Zbigniew
Between Two Ages: America's Role in the Technetronic Era (1970)

En la introducción a la obra leemos:
‘La cuarta parte (del libro) gira en torno de EEUU, una sociedad que es al mismo tiempo la pionera social y el conejito de Indias de la humanidad’ (18)

Comienza el libro con una cita del escritor Hermann Hess (El lobo estepario) que describe bien el momento en que nos hallamos. Si bien es cierto que Brzezinski la interpreta en el contexto de período entre era industrial y era tecnotrónica, y se vale de ese período confuso entre eras para proponer pautas de por dónde ha de irse:

La vida humana se reduce al verdadero padecimiento al infierno, sólo cuando se superponen dos eras, dos culturas y religiones… Hay épocas en las que una generación íntegra queda así atrapada entre dos eras, dos formas de vida, y, en consecuencia, pierde toda facultad de entenderse a sí misma y no tiene ninguna pauta, ninguna seguridad, ningún simple ascenso.

'Las naciones de distintas magnitud, que se encuentran en etapas históricas diferentes desde el punto de vista de su desarrollo, interactúan creando fricciones, diversas pautas de entendimiento y cambios de alineación. Si bien las reglas formales del juego mantienen la ilusión de que en éste sólo intervienen aquellos participantes llamados ‘estados’ –que se convierten, en verdad, en los únicos jugadores importantes cuando estalla la guerra- lo cierto es que, en épocas de paz, el juego se hace en condiciones mucho más informales, con una participación mucho más heterogénea. Algunos estados cuentan con un poder abrumador; otros, los ‘miniestados’, se eclipsan a la sombra de las corporaciones internacionales multimillonarias del dólar, los grandes bancos y los intereses financieros' (27)

'Las eras son abstracciones históricas. También prestan un servicio de tipo intelectual: son los jalones de un camino que cambia imperceptible, pero profundamente, con el transcurso del tiempo. La identificación del momento en que termina una era y empieza otra depende de un juicio arbitrario: ni el principio ni el fin se pueden definir clara y tajantemente. En el plano formal, la política en su proceso global funciona más o menos como antaño, pero las fuerzas que configuran la realidad interna de esos procesos son, cada vez más aquellas cuya influencia o alcance trasciende los límites nacionales.' (31)

'La transformación que se registra actualmente (1970), sobre todo en EEUU, ya está creando una sociedad cada vez más distinta de su predecesora industrial. La sociedad postindustrial se está convirtiendo en una sociedad tecnotrónica: una sociedad configurada en lo cultural, lo psicológico, lo social y lo económico por la influencia de la tecnología (…) El proceso industrial ya no es el principal determinante del cambio social que altera las costumbres, la estructura social y los valores de la sociedad. (…) En la sociedad tecnotrónica el conocimiento científico y técnico no sólo aumenta la capacidad de producción, sino que la rebasa rápidamente para influir de modo directo en casi todos los aspectos de la vida. En consecuencia, tanto la capacidad creciente de calcular instantáneamente las interacciones más complejas, como la creciente disponibilidad de medios bioquímicos de control humano, aumentan la envergadura potencial del designio premeditadamente elegido, y por consiguiente refuerzan las presiones encaminadas a dirigir, elegir y cambiar.' (33-34)

'En una sociedad tecnotrónica el liderazgo político, que a su vez está cada vez más copado por individuos que poseen aptitudes especiales y talento intelectual, enfrenta el predominio plutocrático.El conocimiento se convierte en un instrumento de poder, y la movilización eficaz del talento en un medio importante para conquistar poder.' (36)

'En la sociedad industrial los sindicatos y los partidos políticos organizaban a las masas que acaban de adquirir derechos civiles (…) En la sociedad tecnotrónica la tendencia parece orientarse hacia la aglutinación del apoyo individual de millones de ciudadanos desorganizados, que caen fácilmente bajo la influencia de personalidades carismáticas y atractivas, personalidades que explotan eficazmente las últimas técnicas de comunicación para manejar las emociones y controlar la razón. El empleo de la televisión –y por tanto la tendencia a reemplazar el lenguaje por las imágenes, que son internacionales en lugar de nacionales, y a incluir escenas bélicas o cuadros de hambre registrados en lugares tan remotos como lo es, por ejemplo, la India- crea una preocupación bastante más cosmopolita, aunque muy impresionista, por los asuntos internacionales.' (38-39)

'En la primera etapa de la industrialización el poder económico tiende a personalizarse, sea en grandes empresarios como Henry Ford (…) En la etapa siguiente (tecnotrónica), la aparición de una interdependencia muy compleja entre las instituciones oficiales (incluidas las militares), los centros científicos y las organizaciones industriales, estimula la tendencia hacia la despersonalización del poder económico. El poder económico se hace cada vez más invisible a medida que aumenta su fusión con el poder político y simultáneamente crece el sentimiento de impotencia individual.' (39)

'Nuestra realidad global expandida se fragmenta y simultáneamente se proyecta sobre nosotros. Esta explosión e implosión coincidentes se traducen no sólo en un resultado de inseguridad y tensión, sino también en una imagen totalmente nueva de lo que muchos todavía llaman asuntos internacionales. La vida parece perder cohesión a medida que el entorno se altera rápidamente y los seres humanos se hacen cada vez más manejables y maleables. Todo parece más transitorio y temporario: la realidad exterior parece ser más fluida que sólida, el ser humano más sintético que auténtico. Incluso nuestros sentidos captan una ‘realidad’ totalmente nueva, que nosotros mismos hemos forjado pero que, desde el punto de vista de nuestros sentidos, es muy ‘concreta’. Sobre todo, la posibilidad de introducir modificaciones biológicas y químicas en lo que hasta ahora se interpretaba como la esencia inmutable del hombre ha despertado la preocupación general. Algunos arguyen que la conducta humana se puede prefijar y sujetar a un control deliberado. (…) Al disertar sobre un futuro del que estamos separados, cuanto más, por unas pocas décadas, un estudioso del control de la inteligencia afirmó: Vislumbro el día en que contaremos con los medios para manejar la conducta y el funcionamiento intelectual de todas las personas mediante la manipulación ambiental y bioquímica del cerebro, y ése será el día en que, inevitablemente, sentiremos la tentación de valernos de esos medios.' (40-41)

'Pero en tanto nuestra realidad inmediata se fragmenta, la realidad global absorbe cada vez más al individuo, lo envuelve e incluso, ocasionalmente, lo abruma. (…) y un sistema global de televisión vía satélite que permitirá que algunos países ‘invadan’ los hogares de otras naciones, crearán una intimidad mundial sin precedentes. La nueva realidad no será, empero, la de la ‘aldea global’. La llamativa analogía de Mcluhan olvida contemplar que la estabilidad personal, la intimidad interpersonal, los valores implícitamente compartidos y las tradiciones eran ingredientes importantes de la aldea primitiva. Una analogía más justa es la de la ‘ciudad global’: una red nerviosa, agitada, tensa y fragmentada de relaciones interdependientes.' (44-45-46)

'Sin embargo, esta intromisión e interacción global y directa no contribuye a la mejor ‘comprensión’ de los problemas contemporáneos. Por el contrario, se puede argüir que hoy, en algunas instancias, a la mayoría le resulta más difícil ‘entender’…o sea, confiar, subjetivamente, en su capacidad para evaluar los acontecimientos sobre la base de algún principio organizado. La participación en los hechos, instantánea pero vicaria, produce incertidumbre, sobre todo a medida que resulta cada vez más patente que las categorías analíticas consagradas ya no bastan para abarcar las nuevas circunstancias'. (48-50)

'La explosión científica –el aspecto de nuestra realidad total que se expande más rápidamente, a un ritmo más acelerado que la población, la industria y las ciudades- intensifica, en lugar de reducir, estos sentimientos de inseguridad. Es sencillamente imposible que el ciudadano medio, e incluso los intelectuales, asimilen y organicen significativamente, para su uso personal, la avalancha de conocimientos. (…) Por tanto, a medida que se expande el conocimiento, es más difícil compartir las nuevas perspectivas comunes y además ya no es posible sustentar las perspectivas tradicionales, como las que emanan de los mitos primitivos o, más recientemente, de ciertas ideologías condicionadas por la historia.' (50)

No hay comentarios:

Publicar un comentario