Confrontaciones
La investigación de un
científico
del contacto alienígena
(1990)
Confrontations
A scientist’s search for
alien contact
Por
Prólogo (3-15). Caso muerte Morro do Vintem, Río de Janeiro (1966)
Introducción (16-23). Trabajó en observatorio astronómico en Francia. Conoce
de la destrucción de reportes sobre ovnis.
Pag. 17. El examen médico al que los abducidos dicen
haber sido sometidos, en muchas ocasiones va acompañado de sádica
manipulación sexual, una reminiscencia de los cuentos medievales de
encuentros con demonios.
Pag. 20. La creencia en el
fenómeno es usada para manipular a la población a través de la creación de
cultos (platillistas), monitorizados por organismos gubernamentales. Con
avistamientos y reportes falsos. Como control psicológico y armas de guerra.
PARTE I (25-65) Cabalgata de
Parámetros.
Los ovnis evocan muchas
imágenes arquetípicas.
Provocan gran impacto
emocional.
Capítulo 2 – Cielo Líquido
(42-56)
Pag. 26. 9 casos de
fragmentos de ovnis. Participó directamente en 4 de esas investigaciones. 2
muestras de esos fragmentos las custodia él, a disposición de los expertos.
Pag. 46. Caso Bogotá. Campus de la Universidad
de Bogotá, Costa Rica, 1975/1976. Noche de lluvia, mientras dos estudiantes
pasean por el campus observan un disco –diámetro de unos 4 metros- que se
balancea sobre sus cabezas, a una altura de unos mil metros, acompañado de
otros 4 discos, de igual tamaño, que parece que lo asisten. El primero
expulsa un chorro de líquido brillante que cae sobre la calle produciendo
vapor. Los 5 objetos se pierden entre las nubes. Al cabo de 10 minutos los
estudiantes tomaron las muestras, ya frías, de unos 4 centímetros. Fue
analizado por ingeniero mecánico propietario de compañía petrolera. Su
composición: aluminio, magnesio y estaño. El objeto no es magnético. Posee
trazas de materiales no identificados. La muestra es de fácil corte y muy fina
granulación. Pasó a custodia de Vallée, con su abogado de testigo, puesto bajo
seguridad, sólo disponible para análisis por especialistas, que encontraron que
en un lado aparecen burbujas y señales de actividad violenta. El otro lado
aparece plano, con cierta adhesión de material ajeno, posiblemente restos del
asfalto de la calle del campus. La muestra pasó dos pruebas. La primera, Microscopio Electrónico de Barrido
(SEM). La segunda, Espectrometría de
masas de iones secundarios (SIMS). El primero genera un espectro
fluorescente de rayos x, y se aplicó sobre una parte no contaminada por el
exterior, hallándose 93’7% aluminio, 4’8% fósforo, 0’9% hierro y trazas. Los
expertos dijeron que la muestra estaba derretida por los cuatro costados, sin
que hubiera quedado nada de su estructura inicial. De hecho, era el típico
sobrecalentamiento consistente con la explosión de una máquina. La Espectrometría de masas de iones secundarios
o Análisis de Auger exploró el material de fuera hacia dentro, hacia las
profundidades, golpeado por rayo de electrones. Este resultado sorprendió,
porque no se halló aluminio en absoluto, sino que en su lugar se encontró un
estrato de carbono, oxígeno y nitrógeno. Bajo esa capa dieron con aluminio,
magnesio, potasio, sulfuro, sodio y silicio, con trazas de fósforo y hierro. Lo
llamativo es que la muestra, de forma inusual, no contenía fluoruro, un
elemento normal en los procesos de refinado del aluminio. La ausencia de
metales pesados y de agua también resultó desconcertante la ausencia de agua,
mientras que la capa de oxy-carbide todavía sigue inexplicada.
Pag 45-46. Caso Aurora. Artículo publicado por
Vallée y Donald Hanlon en 1967 sobre la oleada de avistamientos de naves aéreas
en EEUU durante 1898. Descubrieron que, sólo el 17 de abril de ese año fueron
observadas no menos de 14 naves. Uno de esos avistamientos tuvo lugar en
Aurora, Texas, donde se dijo que una nave se había estrellado. Al respecto, en
1973, William Case publicó una serie de artículos sobre el Caso Aurora en
Dallas Times-Herald, y mostró una pieza de aleación relacionada con el evento;
fue analizada por la McDonnell Douglas: 83% aluminio, 16% de zinc, con posibles
trazas de manganeso y cobre. Según McDonnell Douglas, la combinación se podría
producir con numerosas aleaciones de aluminio, pero nunca antes de 1908.
Pag 47. Caso Isla de Maury, 21 de junio de 1947, tres días antes del
avistamiento de Kenneth Arnold en el Monte Rainer. Con 4 testigos (Harold Dahl)
en una barca en la costa de Tacoma, Washington, que observan 6 ovnis con forma
de donut, a unos dos mil pies sobre el mar, uno de los cuales parece estar
en problemas, como en el Caso Bogotá,
y expulsa copos plateados parecidos al papel de plata y una gran cantidad de
material parecido a deshechos calientes. Los objetos se marchan. Dahl regresó a la bahía e informó a un tal Fred
Chrisman y más tarde regresó a investigar, encontrando la orilla sucia por un
material cristalino y parecido a papel de plata. Los testigos fueron
entrevistados por dos oficiales de Inteligencia Militar de Hamilton Field,
cerca de San Francisco. Éstos recogieron las evidencias físicas y regresaron a
su base, pero su avión se estrelló en Kelso, Washington, muriendo los
oficiales. La investigación se volvió confusa y el FBI como la Inteligencia
Militar determinaron que se trató de un fraude, si bien Kenneth Arnold, que
observó las muestras, dijo que se trataba de residuos de aluminio y no residuos
naturales de Tacoma, como se afirmó oficialmente.
Pag 48. Caso Council Bluffs,
Iowa. 1977. Ovni
estrellado con restos metálicos cerca de acequia en Big Lake Park. Dos testigos
observan llamas de 8 a 10 pies de altura, y gran parte de la acequia cubierta
de metal fundido brillante en rojo anaranjado, así como pastos ardiendo. Llegó
rápidamente la policía y los bomberos. Uno de los agentes describió lo que vio
como una masa derretida que “corría, hirviendo por los bordes del dique”, sobre
una superficie entre 4 y 6 pies. La hipótesis de fraude eliminada. Ningún
aparato militar de Eppley Air Field o Offutt Air Force Base intervenía en la
zona o tuvo accidente. Las muestras analizadas por la compañía Griffin Pipe
Products y los laboratorios de la Iowa State University, determinaron que el
metal era principalmente acero con pequeñas cantidades de aleaciones metálicas
como el níquel y el cromo. Tal composición excluye que se trate de material
meteorito. Un análisis de la microestructura indicó que el material era acero
carbono que fue fundido, posteriormente recalentado a mil grados F. y enfriado
y eso parecía hierro fundido. “Habiendo fracasado en el intento de que la
Universidad de Stanford realizara un nuevo análisis de la muestra bajo mi
custodia, pedí a la NASA el uso de sus instalaciones para tal fin, pero NASA
quería ser liberada de toda responsabilidad si examinaban la muestra”. Vallée
llamó a Council Bluffs y le hicieron saber que hubo dos nuevos sucesos en julio
de 1978, uno de ellos el día 5 a sólo una milla al suroeste del incidente de
1977. Días más tarde ocurrió el segundo.
Pag 49. Caso Puebla. Nuevo suceso en noviembre de 1978 en Puebla, Mexico.
Objeto compuesto por hierro, con 1’1% de silicio y trazas de manganeso, cromo y
carbono.
Caso Campinas, Brasil, 14 diciembre 1954. Numerosos testigos
observan 3 discos sobre la ciudad. Uno de los discos se bambolea perdiendo
altura, en la misma tónica que los casos de Bogotá e Isla de Maury. Los
otros dos discos lo asisten y se estabiliza a una altura de unos 300 pies. De
repente, el disco en apuros lanza un delgado chorro de líquido plateado. Este
material, según el investigador independiente Kenneth Behrendt, fue recogido
después de que se enfriase y posteriormente analizado por un laboratorio del
gobierno brasileño. Se determinó que se trataba de estaño y otros metales. Según
el periodista Frank Edwards, las autoridades brasileñas encontraron el líquido
plateado sobre una amplia zona, incluyendo tejados, calles, paseos y ropa tendida
al aire. Un análisis por parte de un químico privado, el Dr. Rivaldo Maffei,
reveló que el material era mayormente estaño, pero con un 10% de otros
componentes.
Caso Ubatuba, playa cercana a Sao Paulo, Brasil, salió a la luz en 1957. Estudiado por
el Dr. Olavo Fontés y en custodia por años de Jim y Coral Lorenzen, líderes de
la organización de Investigación de Fenómenos Aéreos (APRO), que investigaron
cuidadosamente el caso. A la muerte de los Lorenzens, la muestra fue puesta
bajo estudio de la Stanford University. Según el Profesor Sturrock y el Dr.
Pierre Kauffman de Sao Paolo, la muestra podría pertenecer a un suceso que se
remonta a 1933 o 1934. Los testigos afirman que un disco se precipitó hacia el
mar a gran velocidad, volviendo a elevarse a unos 100 pies para explotar en una
lluvia de fragmentos brillantes, algunos de los cuales cayeron al agua. El
primer análisis, dirigido por la Dra. Luisa Barbosa en un laboratorio brasileño
especializado en minerales, concluyó que se trataba de magnesio muy puro. Trabajos
posteriores en la Universidad de Colorado, en Stanford, y en varios
laboratorios especializados en Francia, concluyeron que el material era
magnesio, magnesio óxido e insignificante cantidad de impurezas.
Pag 51. Conclusiones sobre los materiales encontrados en los varios casos:
los especímenes se presentan en dos formas; como escoria/residuos y como
metal plateado. En el Caso Isla
de Maury tenemos de los dos tipos; el resto, uno de los dos, pero nunca
juntos.
A propósito de estos materiales, J.R.Bumby, del Departamento de Ingeniería
de la Universidad de Durham, escribió artículo (Superconducting Rotating Electrical Machines) en el que se aclara
que, con el objetivo de minimizar el
desgaste y la fricción en tales máquinas, el metal líquido es usado como conductor
de corriente en lugar de “escobillas eléctricas” (carbones, coloquialmente). Bumby categoriza los metales más comunes
en el uso de tal tecnología (Pag 53), empezando por el mercurio y yendo al
sodio-potasio y galio-indio. Mercurio y sodio-potasio son líquidos en temperatura
ambiente, mientras que galio-indio lo es sobre los 15’7ºC. Si una máquina
rotatoria superconductora pudiera volar y sufriera alguna avería (caso de
algunos de los ejemplos expuestos de supuestos ovnis), esperaríamos
recuperar, de alguna manera, al menos gotas de mercurio o varias combinaciones
de los elementos arriba mencionados (por ejemplo, una aleación con 76%
galio y 24% indio o 78% potasio y 22% sodio). Sin embargo, en la tabla
superior se observa que ninguno de esos elementos están presentes.
Si bien, en opinión de Vallée,
ninguno de los ejemplos expuestos de material supuestamente procedente de
avistamientos ovni, constituye una prueba o indicativo de peso sobre la
existencia de artilugios no hechos por humanos, inteligentemente controlados y
en nuestro medio ambiente, ilustra la frecuencia con la que aparece material
residual en conexión con avistamientos inexplicados.
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